¡Fantástico, complacido, dichoso, congratulado, enaltecido y vitoreado! Estos calificativos son modestos para la forma en que Santos y sus áulicos describieron por medio de la prensa enmermelada la visita del presidente de los colombianos a los Estados Unidos.
Pues ni fantástico, ni vitoreado, ni nada de eso, como todo en este gobierno una gran mentira. La reunión de Santos con Trump fue un regaño del presidente estadounidense al señor Santos, con mucho acierto una columnista de Dinero escribió que los cronistas del diario oficial se aprovechan de ese sector de colombianos que sin entender inglés sólo pueden informarse por lo que la edición nacional quiera presentar como noticia.
Recuerdo los trinos de Martín Santos cuando posterior al encuentro entre Trump, Pastrana y Uribe decía que si el gobierno gringo le restaba la cooperación internacional a Colombia sería culpa de los expresidentes, ¿qué tendrá para decir ahora que dicha reducción se dio como consecuencia de la “exitosa” jornada del Nobel por el país norte americano?
No han pasado ni cinco días desde que Santos regresó de su viaje y ya los colombianos tenemos hechos palpables de la impresión que le dejó a Trump. Como recién salida del horno nos llega la noticia que el gobierno americano solicitó la reducción del 45% de los recursos para financiar lo acordado entre Santos y Farc.
Los gringos no son gentes que se anden con tonterías, muy bien saben que como consecuencia de la complacencia del actual gobierno, en nuestro país se han incrementado los cultivos de coca de manera inmisericorde, así se lo hizo saber el presidente Trump a Santos en medio de la rueda de prensa, cuando sin tapujos afirmó que en el ultimo año los cultivos ilícitos habían llegado a niveles históricos. Ahora sí diga su frase favorita señor presidente Santos “como nunca antes”.
Pero cómo no se iban a cuadruplicar los cultivos de coca si este gobierno prohibió la aspersión aérea con glifosato, al tiempo que redujo la erradicación manual y les quitó a los narcotraficantes la única cosa a la que en realidad le temen que es la extradición, el narcotráfico es el único negocio boyante en Colombia, ahí esta la explicación para pasar de 49.000 hectáreas de coca a más de 200.000 en los últimos años.
No quería dejar venir Trump a Santos sin recordarle que su nuevo mejor amigo estaba cometiendo un genocidio con los venezolanos y que mientras él se hacia el de la vista gorda con la situación de su vecino país, el gobierno estadounidense mira de cerca la narcodictadura chavista que ondea como estandarte la política del socialismo del siglo XXI, la misma que Santos admira, o si no díganme por qué llamó primero a rendirle cuentas a Timochenko que es el gran adulador de Nicolás Maduro.