‘Desarrollo’ es una palabra muy compleja y en Latinoamérica el concepto no está muy claro. Por lo tanto, hablar de desarrollo o subdesarrollo complica e implica utilizar métodos y posiciones frente al análisis del pensamiento económico para definir la visión que se tiene de éste.
Hablar de la evolución que ha tenido Latinoamérica, implica reconocer que esta ha sido diferente en comparación con las demás economías que en un tiempo se les denominó tercer mundistas, debido a las transformaciones estructurales que se empezaron a establecer hace más de 50 años, logrando generar un alza considerable en su renta per cápita y el mejoramiento en calidad de vida (no tan significativo como el aumento de la renta per cápita).
Factores determinantes en la evolución de la sociedad latinoamericana ha sido el nivel de urbanización, industrialización (no en todos los países), formación creciente de capital y diversificación sectorial de las exportaciones. A esto se le podría denominar “éxitos”, pero siendo objetivo el incremento de todo lo mencionado anteriormente se originó principalmente en algunos países del mal llamado tercer mundo, que escasamente se podrían contar con los dedos de nuestras manos.
Para el caso de América latina, principalmente fueron los países de México y Brasil los que han impulsado considerablemente desde los años 1950 la renta per cápita y la calidad de vida, utilizando una medición general que se podría entender como desigualdad debido a que no todos los países tienen el mismo ingreso que los más avanzados en el grupo de subdesarrollados. Ahora bien, los “fracasos” que presenta la región se deben principalmente a tres aspectos: distribución de la renta, oportunidades de empleo y pobreza.
El pensamiento latinoamericano está condicionado históricamente, lo cual genera una realidad que no podemos olvidar o pasar por alto, porque por medio de esta se pueden generar juicios de valor, modificando la realidad de un entorno marcado por problemas estructurales que generan una necesidad de obtener cambios en esta situación, tal como se plantea en los aspectos comunes que tiene el pensamiento latinoamericano expresados por los autores como Prebisch, Furtado e instituciones como la CEPAL.
Para el caso colombiano, se necesita una solución inmediata a las diferencias que existen en la sociedad. El flagelo del desempleo, la miseria, la discriminación, la desigualdad política, económica y social son uno de los principales problemas que aqueja a nuestro país y por eso es necesario de políticas que impulsen y mejoren la calidad de vida. Por lo pronto, es necesario disminuir la brecha entre riqueza y pobreza, disminuir el estancamiento en algunos sectores de la población, reducir el retraso respecto a otros países en potencialidades productivas desaprovechadas y por último, acabar, o por lo menos bajar, las dependencias económicas, culturales, políticas y tecnológicas, implementando métodos estructurales que se sujeten al cambio que año tras año se presenta para poder dar solución inmediata a las diferencias que existen en la sociedad y poder acabar con el flagelo que tanto aqueja a nuestra región.