El 9 julio se cumplirían 100 días de protestas contra el régimen dictatorial de Maduro y dos hechos recientes pueden marcar el rumbo de Venezuela, generando consecuencias directas en Colombia.
El primero son las recientes declaraciones del presidente venezolano al decir: “lo que no se pudo con los votos, lo tomaríamos con las armas”. Con esta afirmación, Maduro dejó claras sus intenciones de atornillarse al poder de por vida y podría ser su última oportunidad de sobrevivir. Pero, ¿cuánto oxígeno le queda al presidente venezolano? A mi juicio, son pocas las cartas que tiene por jugarse, distintas a la represión y las balas contra la oposición.
Excepto algunos países del Caribe, la comunidad internacional está en general alineada en su contra y hasta Ecuador, su gran aliado, se abstuvo de votar en contra de una declaración sobre la crisis de Venezuela en la OEA. Sumado a esto, las protestas han dejado más de 80 muertos, lo cual es desastroso para un país que no está en guerra. Sin comida, trabajo, seguridad y sin esperanza, los venezolanos no tienen nada más que perder, excepto su vida.
El segundo hecho fue el ataque al Tribunal Supremo de Justicia desde un helicóptero Airbus Bolkow Bo-105, piloteado por un miembro de la policía científica que pedía aplicar el Art. 350 de la Constitución. En pocas palabras, desconocer al régimen Maduro. Este puede ser el último elemento necesario para recuperar la democracia en Venezuela. Los militares sostienen al régimen en el poder y la MUD (Mesa De La Unidad Democrática) ha sido hasta ahora incapaz de convencer al alto mando militar de pasar a defender los intereses del pueblo. Ha quedado demostrado que la situación humanitaria no les importa a los militares y después de varios intentos fallidos de diálogo, pareciera que el único camino posible es defenderse con las armas.
¿Cuál será el detonante de esta crisis económica, política y social que vive Venezuela? ¿Será el 9 julio, cuando se cumplan 100 días de protestas? o ¿El 30 de julio cuando se vote la Constituyente? Lo que parece seguro, es que este mes será decisivo para nuestros vecinos venezolanos y también para Colombia, ya que, de presentarse una emergencia humanitaria, se espera que miles de personas sigan llegando a nuestro país, ocasionando una situación caótica, puesto que la frontera ya se encuentra en una crisis económica y política sin precedentes. Desde ya podemos anticipar que ni el gobierno nacional, ni los gobernadores y alcaldes fronterizos han preparado el territorio para esta posible emergencia que venimos advirtiendo desde enero del 2017.
Por último, no queda más que aplaudir y elogiar el esfuerzo de millones de personas que han marchado exigiendo la salida de un gobierno corrupto y criminal. También admirar el sacrificio y la templanza de cientos de presos políticos, que, como Leopoldo López, no se han doblegado ante la dictadura. No tengo dudas que este este esfuerzo será recordado y marcará la historia de la región.
“Gloria al bravo pueblo”