Por: Daniela Mejía

Este es un abrazo enorme de millones de colombianos que hoy vemos las noticias, nuestro Twitter y redes sociales y se nos hace un nudo en la garganta, se nos empañan los ojos y nos dan ganas de salir a gritar a una calle en Caracas, para todos los venezolanos que viven hoy la represión absolutamente cobarde y salvaje del dictador Nicolás Maduro y su inconsciente fuerza pública que por cobardía se sigue vendiendo, y es obligada a  matar a sus propios hermanos, cuando su naturaleza es cuidarlos.

Es una película de terror ver el video en el que muestran el arresto del líder opositor, Antonio Ledezma, a quien sacan como a un delincuente de su apartamento, en plena madrugada y en pijama, en medio de los gritos desesperados de sus vecinos que claman con todas sus fuerzas porque ven con impotencia que están en manos de un dictador que tiene a la fuerza pública empuñando las armas en su contra, para sostener un narcogobierno ilegítimo.

Yo como no me siento representada por el presidente de Colombia, quien no ha tenido ni la más mínima demostración de verdadero rechazo ante la infamia que ocurre en Venezuela, alzo desde este blog mi voz, y la de millones de colombianos que nos sentimos impotentes porque no somos importantes líderes ni tenemos el poder de causar grandes cambios, pero sí queremos expresar nuestro sentimiento de admiración y solidaridad.

Lo que le pasa a Venezuela le afecta directamente a Colombia, para nadie es un secreto la crisis social y humanitaria que ha tenido que enfrentar nuestro país a causa de los miles de venezolanos que llegan todos los días con una mano adelante y otra atrás. Porque si se quedan en su país se mueren de hambre y si salen a protestar por sus derechos el “gobierno” los mata. Por mi parte y sé que hablo por muchos, quiero decirte, Venezuela, que cada vez que me encuentro un venezolano atendiéndome en un restaurante, preguntando una dirección, o en la fila del supermercado, sepa que lo miro con un sentimiento de inmensa admiración, y me lleno de ganas de hacerlo sentir bienvenido.

Ya son más de 3 meses en las calles y las fotos de los muertos y los heridos son todos los días más desgarradoras. El número de solicitudes de asilo de venezolanos se triplicó en solo un año según ACNUR, la escasez de medicamentos es de más del 80% según estadísticas divulgadas por la Federación Farmacéutica venezolana, en junio del año pasado, y Venezuela es hoy uno de los países más violentos del mundo.

A mí sí me da mucha pena que el equipo negociador de la Habana, sabiendo que Maduro se robó las elecciones presidenciales, que Venezuela lleva más de cuatro años de recesión y que ese es un gobierno que resguarda narcoterroristas hace más de 8 años, haya nombrado al dictador como garante del proceso de paz con la FARC, aunque es entendible, si miramos detalladamente la naturaleza del proceso.

El gobierno colombiano ha hecho vagas declaraciones en contra del régimen venezolano, con el último Twitter pidiendo dialogo, Santos se llevó su regaño, en el que Maduro más o menos le dijo que su papá era Uribe, y que si lo había traicionado a él, qué más se podía esperar… creo que es lo único sensato que le he oído decir a Maduro.

Ya que no me he sentido identificada en las pocas declaraciones que el gobierno de mi país ha hecho respecto a la crisis venezolana, yo sí quiero expresar que: los colombianos rechazamos de manera vehemente al régimen del dictador, admiramos al bravo pueblo venezolano que lleva semanas en las calles y que les mandamos un abrazo lleno de apoyo, de luz, y de solidaridad. No están solos. Cada vez más líderes mundiales honestos y capaces rechazan a Maduro y llegará el día en que la crueldad y la fuerza bruta pierda la guerra contra el pueblo legítimo e inquebrantable.

Como dice el líder opositor Leopoldo López: Fuerza y Fe, desde Colombia.

Twitter. @Dmejiagiraldo