Es claro que en el siglo XXI, las naciones y los economistas hablan del libre mercado como la mejor manera de que los países se desarrollen y mantengan el crecimiento económico, por medio de su interacción con las diferentes naciones del mundo, cada vez más, se buscan fundamentar estatutos y acuerdos internacionales bajo las condiciones del rector mundial, para así asegurar que los países y sus gobiernos custodien una baja o nula intervención en sus mercados y más en el tipo de comercio internacional.
Desde el siglo XVIII economistas como Adam Smith y David Ricardo han suportado teóricamente que el crecimiento y la riqueza de las naciones es sustentado por el comercio entre diferentes países y el “libre mercado”, donde el gobierno no interviene el mercado y su única función es garantizar la claridad de lo que es privado y público; las teorías de éstos dos grandes economistas en torno al comercio internacional se centran en las posibles ventajas que cada país tiene frente a los demás. Para Smith, se debe comerciar cuando el otro país tiene una ventaja absoluta en la producción de un bien (Mejor capacidad de producción) y para Ricardo siempre se debe comerciar, sin importar las ventajas absolutas pero si las comparativas, que en resumen es la especialización del bien con un coste de oportunidad menor que el resto del mundo.
Los diferentes teóricos establecían patrones lógicos de comercio, quizás muy útiles y acertados para el siglo, pero en pleno siglo XXI sería absurdo pensar en éstos cánones de comercio, teniendo en cuenta que la tecnología y el conocimiento han hecho que las asignaciones iniciales de la naturaleza, se logren mejorar (caso del campo y algunos elementos químicos que se pueden realizar en laboratorios, por ejemplo Diamantes de laboratorio). Sí bien reconocidos economistas han estudiado el tema del crecimiento de algunos países se explican por medio de su apertura económica y comercial, pero una investigación realizada por el profesor ha-joon Chang de la universidad de Cambridge, trasluce todo lo contrario, según Chang en su libro 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo las políticas de libre comercio no hacen, ni han hecho de las naciones más ricas, lo que hacen es dar pretextos para aprovecharse de los países “pobres” que siguen su doctrina, explica además que las economías “ricas” tomaron dicha posición económica y un gran crecimiento económico no gracias a su riqueza en magnos recursos, como Japón, sino debido a sus políticas proteccionistas, que empaquetaban empresas públicas de gran tamaño, los derechos de propiedad intelectual son poco claros debido a que la base del libre mercado es la competencia perfecta, o sea, ningún agente con poder de decisión del mercado y dar derechos de propiedad es propender un derecho de monopolio a algún agente; por ultimo con altas tasas arancelarias.
En la actualidad, este ejemplo se revela en la China e India que son de los países con mayor crecimiento, los tigres asiáticos de los 80’s y EE.UU de principios del Siglo XX; pensar en un proteccionismo extremo puede quedar en obsolescencia actual, pero sí podría inspirarnos para proteger a las medianas y grandes industrias de competir con empresas de gran albergadora internacional y que tienen un poder de monopolio frente a las PYME, en un análisis más profundo la competencia es buena para el desarrollo, pero cuando las condiciones de competencia son las mismas para las dos y eso debe garantizar el estado con impuestos directos como el IVA (para el caso Colombiano), la democratización del acceso al crédito, el apoyo en investigación y desarrollo de los productos.
Todo esto nos lleva a una gran transformación del comercio actual con el del siglo XVIII y a éste se le define como combatir la enfermedad Holandesa, es decir no tener una economía diversificada, contario a la teoría Ricardiana, en la actualidad no exportar una alta variedad de productos constituye un gran riesgo que se ha visto notorio en Latinoamérica, debido a la baja de los precios del petróleo, por ende la tan importante especialización en un solo producto es un arma mortal para el crecimiento de las naciones, además cabe resaltar el nivel de valor agregado en el que se especialice y exporte la economía.
Un país como Colombia, que ha implementado planes de comercio internacional, traducido como TLC´s para así integrarse con el mundo, paradójicamente no ha logrado integrarse a sí mismo, es decir la ciudad de Bogotá no ha logrado conectarse e integrarse estratégicamente con el resto de las regiones del país y por ende la centralización de la economía, la industria y el poder institucional ha generado un bajo índice de desarrollo en las regiones.
Hasta que no se logre instar en una política de integración y especialización productiva de toda Colombia, toda política en búsqueda de superación y reducción de la pobreza no tendrá un gran efecto a largo plazo.