Nuestro país ha estado inmerso en reformas desde los años de 1990 cuando se dio la apertura económica e iniciaron los diferentes cambios en su estructura, permitiendo ser más competitivos frente a mercados nacionales e internacionales. Cada una de estas reformas ha jugado un papel fundamental en la construcción de mejor bienestar, mejor calidad de vida y mayor progreso para los colombianos. Por lo tanto, los retos actuales han sido de mucho desafío, debido a la globalización económica, la demanda por nuestros productos, tanto internos como externos, y los cambios estructurales que se han implementado en los últimos años; es por eso que hemos observado las diferentes reformas que se han presentado por parte del gobierno, entre ellas la tributaria que ha generado diversas opiniones en cada uno de los sectores.
Para el sector específico de la agricultura se hace necesario mencionar la importancia y la vocación tanto histórica como productiva que ha tenido nuestro país en el tema, ya que este ha sido un productor innato de estos productos de gran calidad y que cada día existen mayores retos para poder competir frente a otros mercados como por ejemplo la tecnología, la productividad, la eficiencia y el buen uso de los recursos entre otras; además de utilizar las potencialidades productivas en el país, teniendo en cuenta lo que ya se mencionaba, que esta nación, por su vocación, es agrícola.
Así mismo, los retos que se presentan cada día en el mundo, obligan a los gobiernos a estar implementando reformas que ayuden a actualizarse para que sus sectores tengan potenciales tanto para el presente como para el futuro, logrando adaptarse a los mercados nacionales e internacionales, sosteniendo las competitividad de cada una de las empresas de los sectores en este caso el de agricultura, aumentando la calidad, fiabilidad y estrategias para un plan de acción por lo cual y como se menciona en líneas atrás, el estado debe jugar un papel activo en la realización de estas reformas, que contribuyan al mejoramiento y posicionamiento de nuestros productos.
Por lo tanto, en Colombia urge una reforma agraria estructural, donde el beneficiado sea principalmente el productor y el mercado productivo cada vez sea más competitivo con el fin de posicionarse y establecer más fuentes de ingreso, diversificar el aparato productivo y aprovechar de la mejor forma los recursos agrícolas con las que cuenta el país ya que somos potencia en materia agrícola.
Finalmente, la necesidad de la implementación de estas políticas públicas sobre la agricultura por medio de reformas, ayudarían a mejorar el progreso competitivo de las regiones y del país, siempre y cuando estas posean ciertas características especiales como por ejemplo la estabilidad, la adaptabilidad, coherencia, la calidad de la implementación y la orientación hacia el interés público y del sector puesto que como se menciona en un escrito del BID en el año 2006, una política `ideal´ que carezca de credibilidad y esté implementada y aplicada de manera deficiente, puede crear más distorsiones que una política `subóptima´ estable y debidamente implementada.