Por: Daniel Rojas 

“Por el que diga Mockus”, ese debería ser el titular de un experimento publicado por Revista Semana y que fue realizado por la corporación Corpovisionarios, colectividad que bajo la batuta del político Antanas Mockus, ha tenido la avidez de hacer política y al tiempo contratar con diversas entidades públicas.

Aunque la nota publicada por la Revista Semana habla de un experimento, sugiere que quienes comparten ideas con Gustavo Petro son personas tan irracionales como los seguidores de Álvaro Uribe, paradójicamente ellos, quienes basan su actuar en las ideas de un líder político al que le confieren las mejores cualidades, dicen haber demostrado que: los seguidores de un líder están de acuerdo con cualquier cosa que (éste) diga.

Es más probable que la peculiar demostración obedezca a la evidencia hallada en la experiencia propia que a un método científico, pues resulta fácil denotar fanatismo y credulidad ciega en quienes otrora gritaron “No todo vale”; “la vida es sagrada” y “Recursos públicos son sagrados” contra Álvaro Uribe, contra la campaña de Peñalosa en 2011 y contra la fórmula Santos Lleras, pero hoy cogobiernan con esas fuerzas políticas en Bogotá y se benefician de la contratación estatal del gobierno Santos/Lleras porque su líder sorpresivamente decidió mejor no ser oposición a sus antiguos rivales, por el contrario, resulta difícil demostrar que uribistas y progresistas son irracionales a partir de un experimento con ínfulas de estudio técnico cuya muestra es de apenas 16 personas y que es realizado con la subjetividad de una fuerza política que teje su estrategia político electoral para el 2018 y que por su puesto ve como rivales a Gustavo Petro y al uribismo.

Para darle aparente sustento teórico al experimento, el director de la corporación mockusista alerta del peligro del personalismo en los proyectos políticos, en ese sentido resulta obvio entender por qué el director de una organización política que contrata con Peñalosa, tiene en Bogotá un concejal oficialista y a varios de sus militantes como funcionarios de la alcaldía mayor, decide adherir a la estrategia (uribista) de propagar el miedo al castrochavismo, ven a Petro como un fuerte rival, se unen a Cambio Radical y al uribismo para inhabilitarlo política y moralmente, contradictoriamente ninguno de ellos reprocha el personalismo de Enrique Peñalosa cuando insiste en intervenir la reserva forestal contra todo argumento científico, no reprueban su engaño de presentar títulos falsos.

Valdría la pena hacer un experimento para comprobar si la mermelada hace olvidar los principios.

Así las cosas, está claro que la estrategia del mockusismo es acudir a las malas formas que alguna vez criticaron, acogieron la premisa que indica que lo malo de la rosca es no estar en ella, pasaron de cuestionar la ética de Uribe y Peñalosa a encontrarse en el palacio de Liévano, en el concejo de Bogotá, en las entidades del distrito, gobernando, o mal gobernando en mi opinión, la capital del país, está claro que su candidato no es Uribe, su socio en Bogotá, tampoco que es Petro, quien ha cuestionado la vocación de Mockus por las privatizaciones, está claro que usarán el descrédito, del que ya fueron víctimas, para mancillar a sus rivales.

Está claro también que el mockusismo se debate entre López, Fajardo y De La Calle, aunque puede pasar que el egocéntrico y eterno candidato, se autodenomine salvador en su profunda convicción de que el debe gobernar el país, ya lo ha hecho. En todo caso sólo uno de ellos será, según los sesgados estudios de la corporación mockusista, el candidato que debe apoyar la gente racional, como quien dice, para ser inteligente hay que votar por el que diga Mockus y para ello se valen de estudios tramposos ¿otra lección de Peñalosa?

Twitter: @DanielRMed