Por: Carlos Ossa

Ha pasado más de un año de la celebración electoral del plebiscito en la cual ganó el NO, semanas después de tal victoria el jefe de campaña del NO en el partido Centro Democrático dio revelaciones de la estrategia al diario “La República”, dichas declaraciones fueron muy explosivas ante la opinión pública y muchos empezaron a especular que él mintió.

Lo que mÁs se condensó fue la segmentación de la comunicación a los barrios en los estratoS 1 y 2; se dijo que los subsidios que les iban a dar a los exguerrilleros y salarios de hasta $1´800.000; a los mÁs adinerados se les dijo que iban a subirles los impuestos y así, y aunque suene esto crudo… es verdad.

El gobierno hizo una campaña de esperanza, y aunque eso es más “lindo” que el pesimismo, la verdad era otra. Nos vendieron un país como Suiza, donde la educación es perfecta y le bajaron el presupuesto a la educación (2017), en el 2016 cuando esta cartera fue la que obtuvo mayor parte del presupuesto, redujeron el programa de alimentación escolar (PAE), el presidente dijo que si lograba firmar la paz con las FARC no subiría los impuestos y lo hizo por tercera vez con la misma excusa: los precios del petróleo.

Este gobierno es particularmente mentiroso. La revista del presidente llamó inescrupulosos en la campaña del plebiscito a los que decían que el nuevo partido de las FARC pondría a sus comandantes de congresistas y el presidente dijo que eso era mentira y ahora las resulta que los mentirosos son otros. Ahora quieren usar la bandera de las víctimas para aprobar el nuevo cambio a la constitución, con una disidencia que está muy alta y además sin solucionar el conflicto de los dineros calientes, los cuales podrían entrar en las manos de candidatos afines a las tesis farianas, no siendo esto suficiente el hecho que la guerrilla no ha entregado rutas del narcotráfico ni nada por el estilo.

Quienes defienden la presencia de los excomandantes dicen que igual hay muchos corruptos en el congreso y que Pablo Escobar fue Representante a la Cámara por Antioquia, parece que la meta de ellos es: “ya tuvimos muchos criminales, tengamos más”. Para estos jóvenes no debe existir indignación sino motivación para que el congreso esté peor de lo que ya estuvo. Esto es tener el futuro en crisis, y se enojan por manifestar lo evidente.

Si uno quiere un gobierno transparente y sin mentiras eso es lo que debe exigir: no decir mentiras. Se necesitan personas que aunque hagan medidas impopulares nos las digan de frente, pero esto es inviable, ya que cuando lo hacen votan por el que propone dichas medidas populares, pero cuando quedan son peores que las del oponente. Por ejemplo en la campaña del 2014, Zuluaga dijo que el salario mínimo para 2015 sería de $650.000 y fue el único que dijo una cifra cierta mientras lo criticaban por todos los frentes por lo bajo de su propuesta y porque tal monto no beneficiaba a los trabajadores, su oponente Santos no dijo nada y al final el salario mínimo legal mensual vigente para 2015 fue de $644.350. En Colombia no paga decir la verdad en campaña.

Se les llena la boca con decir que un auto del Consejo de Estado dijo que el NO mintió y al final archivaron la demanda por falta de pruebas, pero en consejo, o más bien conejo de estado, no dice nada sobre las mentiras del SI.

Twitter: @Carlossa_B