Por: Cristian Torres Rodríguez

Desde que existe la guerrilla de las Farc ha puesto presidente en los últimos 50 años y hoy desmovilizadas, desarmadas y en proceso de reincorporación a la sociedad, es probable que no sean la excepción y no es una exageración. Con sus históricos actos cargados de violencia que hoy en democracia buscan dar vuelta de hoja tras el proceso de paz, están ahí servidas en la contienda electoral peleando por votos contra otros partidos o nuevas fuerzas políticas recicladas que han acuñado más corrupción que logros para el país.
¡Vaya lío que es votar en Colombia! Pues escoger entre la derecha o la izquierda es todo un desafío para no terminar engañado y lo es aún más, cuando en el zoológico electoral hay animales políticos que se disfrazan dizque de “centro”, ¡Eso no existe!, Y con esos eufemismos es que al final con coaliciones la gente dice que vota “por el menos malo”, sin embargo, siempre queda elegido “el más malo” o el que mandó decir fulano.

Por eso, la noticia de la semana en Colombia suscita un interés importante en el ajedrez político del país, ya que la renuncia de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) de aspirar a la Presidencia de la República tras los problemas coronarios de ‘Timochenko’, le dará el abrazo del oso a Gustavo Petro, Humberto De la Calle y de pronto a Sergio Fajardo, por mencionar a los amigos de la paz más opcionados.

Que la Farc diga que apoya a uno o al otro, afectará de manera considerable al populismo de Petro y a la ponderación de izquierda de De La Calle y también de Fajardo. Entonces, ese revuelto político que confunde al elector, es como una pizza que se voltea, se cae y se estrella contra el piso por el lado del queso, mejor dicho, cada discurso de la Farc será aumento de votos para la derecha de Duque y Vargas Lleras, por mencionar también a los más opcionados.

Como es sabido, antes de las elecciones presidenciales se vienen las legislativas y los ciudadanos tendrán entonces que escoger entre el partido que de manera progresista impuso una anarquía y un hueco fiscal en Bogotá, el partido que de manera radical otorga avales a delincuentes y parapolíticos donde se suman los coscorrones, el partido que sin escrúpulos es dirigido por un mesías a quien se le suman las investigaciones por parapolítica y violaciones a derechos humanos por centenas, los fanáticos religiosos segregacionistas o los más dulces enmermelados dispuestos a saciar su sed con la maquinaria de la corrupción, que dicho sea de paso, parece una política pública acogida por gran parte de los aspirantes, re-aspirantes y delfines de la clase política.

Por eso, el ciudadano de a pie debe informarse del prontuario de algunos de los integrantes de estos exóticos líderes políticos, también de los camaleones que cambian de color y claro, mirar con lupa el reducido número de gente que por ahí puede ser una velita de esperanza en medio del torrencial aguacero que ahoga a los colombianos con el maltrato de la corrupción. ¡Lea, vote bien!

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