Por: Jennifer Gallón Martínez

Lamentable pérdida para una Nación que necesita personas inteligentes y limpias de corazón y consciencia con sabiduría orientando a las nuevas generaciones; un día después de los comicios donde Colombia prefirió la democracia y los valores fundadores del país al populismo, entrega su espíritu a Dios Nuestro Señor el doctor Mariano Ospina Hernández 

Leer papeles en los funerales es una costumbre que el indiferentismo y la pérdida de la oratoria ha quitado; para algunas personas es una actitud absurda, ya que para ellas, los homenajes deben hacerse en vida, dado que fallecida la persona es imposible que aprecie sensiblemente lo bello que pueda hacerse desde las artes del espíritu en honor a su nombre. Puede que todo esto sea cierto, pero es mucho más cierto, que los grandes hombres y mujeres que no pasan desapercibidos por su grandeza, sus aportes a la sociedad y el amor que brindaron a su familia, a sus semejantes y las contribuciones realizadas desde su conocimiento y profesión al desarrollo de la humanidad. Todo ese cúmulo de virtudes positivas que no pueden pasar desapercibido para las futuras generaciones  es sin duda la vida y obra de Mariano Ospina Hernández, fallecido el día 12 de marzo a las 4:30 p.m. a los 91 años de edad (Medellín, Antioquia 2 de agosto de 1927- Bogotá, 12 de marzo de  2018).

Proveniente de una casta política ejemplar para el país como lo ha sido la familia Ospina, quien  su ancestro principal era , Mariano Ospina Rodríguez, fundador del Partido Conservador Colombiano, y sus hijos Pedro Nel y Tulio en  todos ellos, se concertó una tradición servicio y utilidad social, del conocimiento científico y del  progreso como consecuencia de las buenas políticas; así en medio de las persecuciones políticas y guerras absurdas de esa Colombia del siglo XIX, lograron llevar el conocimiento cafetero a Centro América y México, además de construir los pilares del café como producto insignia y principal de la economía colombiana mucho tiempo después, teniendo siempre la ingeniería y la ciencia como eje para gobernar con racionalidad, como lo hizo el padre de don Mariano o Marianito como lo llamábamos pública y privadamente las personas que le teníamos y le tenemos aprecio; el presidente Mariano Ospina Pérez. Siguiendo sus pasos, Marianito estudiaría en el Instituto Tecnológico de Massachusets MIT y posgrado en Harvard, en Estados Unidos, una de las mejores universidades del mundo, al igual que su tío abuelo, el también presidente Pedro Nel, estudió en el exilio  la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de Berkeley en California, siendo uno de sus primeros egresados de la misma y otro de sus logros fue recibir el título de Honoris Causa en Biología Marina de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Pero todo líder político, tiene alma de comunicador, y por esa razón Marianito gerenció la editorial fundada por su padre, la editorial El Globo S.A., editora del Diario la República, que su padre había fundado junto a José de la Cuesta, para promover una línea conservadora lejana al odio partidista y cercana al progreso y a la política conservadora bien hecha. Desde el año de 1982, es un diario económico y hoy en día, es el más importante en su ramo en Colombia. Esa afición de comunicar ideas trascendió el papel: ya que Marianito escribiría libros, escritos, textos los cuales llegaron a la era digital a través de su periódico virtual La Linterna Azul, que junto a su esposa, la gran dama Helena Baraya de Ospina, tan única y hermosa como las orquídeas que cultivaba, heredando el amor por la naturaleza de la gran Bertha Hernández de Ospina madre de Marianito, quien fue líder y presidenta de la organización femenina nacional, creada con el objeto de unir a las mujeres colombianas y luchar por la igualdad de derechos, quien además sacaría adelante el  el proyecto de ley sobre los derechos políticos de la mujer que garantizara su acceso al voto.

La política y diplomacia de Marianito, son ejemplo de representación popular, pulcritud e inteligencia. Guatavita, Cundinamarca; Itagüí y Medellín en Antioquia, la Asamblea departamental de Antioquia y el Senado de la República desde 1956 hasta el año de1982, fueron escenarios de su fuerza de carácter, de sus argumentos y deseos de construir un mejor país. Recordemos que una de sus ideas  fue como regresar a la navegabilidad de los ríos en Colombia, construir una ciudad universitaria con el legado intelectual ingenieril, científico y humanístico en el norte de Bogotá en esa maravillosa zona llamada Guaymaral, y desarrollar la biotecnología, como ciencia para la conservación ambiental de especies y generación de alimentos, son apenas la cuota inicial de sus aportes incansables a la nación, lamentablemente poco escuchados por la voluntad política de los diferentes gobiernos del país.

Marianito siempre estuvo presente, para defender desde su acción política y desde el punto de vista conservador los valores democráticos, pero su actuación trascendió las barreras de la militancia en un partido. Dado que no se conformó con defender los principios conservadores, defender las instituciones si no que luchó por conservar lo bueno y defender la integridad de la sociedad, la familia y la nación de las amenazas del crimen, los antivalores y la anarquía. Lo anterior lo reflejaría, desde su papel como asambleísta en la Asamblea Nacional Constituyente que dió origen a la actual Constitución de 1991, y en su papel de director de la Fundación Mariano Ospina Pérez donde se preserva la memoria histórica y el legado de la defensa de la democracia no solo en Colombia sino en América Latina ideales promovidos por su padre el expresidente Mariano Ospina Pérez, quien sentaría las bases del más importante centro de pensamiento conservador de Colombia la fundación llamada con su mismo nombre. Siempre apoyando la institucionalidad y haciendo oposición a lo que consideraba que violaba los principios fundamentales del país. Opositor a  Ernesto Samper Pizano y a la interpretación de la paz del presidente actual Juan Manuel Santos Calderón; nunca considero ni justo, ni coherente, premiar el crimen por encima del orden ni a ningún grupo social, por encima de los ciudadanos y finalmente no podemos olvidar que  en sus tertulias siempre le advirtió a los jóvenes el peligro del socialismo en el mundo y la necesidad de luchar por un sistema democrático de derecho, Igualdad sin privilegios como dice el himno del Partido que fundó su ancestro junto a José Eusebio Caro.

Ahora nos queda a los que estamos aquí, intentar aprender algo de esa grandeza difícil de imitar y acompañar a su familia en este dolor, recordando la amplia  trayectoria, vida ejemplar y huella imborrable que dejaría en nosotros el gran conservador Marianito padre de Ángela Ospina de Nicholls, una heredera de un acervo de valores e inteligencia, quien ha tenido una ardua tarea, pero siempre hemos creído que ella es una mujer ejemplar , con carácter y  la fortaleza necesaria  para lograr una renovación de la política nacional, como decía su lema de campaña al Senado en 2014: 100% compromiso. Nuestra lealtad estará siempre con el alma grande de la familia Ospina y su legado para Colombia.

Paz en la tumba de Marianito, y en general en los corazones de los colombianos tan desacostumbrados a la tranquilidad y el sosiego. En las manos de Dios dejamos tu alma y el futuro de nuestro país.

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