Apelar al pesimismo es una cábala para que algo salga mejor de lo esperado. Por eso, frente a la coyuntura que vive el postconflicto, producto del proceso de paz firmado entre el Estado colombiano y la extinta guerrilla de las Farc, que es tal vez, el único logro visible que deja el Gobierno de Juan Manuel Santos, hoy hay resultados que permiten pensar y sentir que hay un país más pacífico a pesar de las vigentes noches oscuras, que por momentos recuerdan los episodios más trágicos de la historia reciente de la violencia en Colombia.
Dentro de estos hechos se destacan el abominable asesinato a los tres comunicadores del diario El Comercio, el repudiable secuestro que padece una pareja de compatriotas ecuatorianos, la captura por narcotráfico a Santrich, el tufo a corrupción que expelen los dineros del postconflicto, la limitada reparación a las víctimas, la falta de ejecución del Gobierno en la implementación de los acuerdos de paz y la guerra de guerrillas entre el ELN y EPL en Catatumbo (Norte de Santander), en Valle del Cauca, Cauca y en las goteras de Tumaco (Nariño), además del control territorial que ejerce el Clan del Golfo en Urabá, y todo lo anterior, por narcotráfico.
Estos problemas denotan que todo está por hacer y que la firma de la paz, apenas redujo en un 25% la violencia, como calculaban los expertos. Pero dicen por ahí, algo es algo, peor es nada.
¡Pese a todo, el país no va a explotar! Aunque hoy día se pueda decir que no cesó la horrible noche y que tampoco hay libertad sublime y menos que el bien germina ya, sin embargo, otra vez la comunidad internacional ve más allá de lo que aquel colombiano no alcanza aunque lo tenga en sus propias narices.
Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el consejo de seguridad que se celebró en Nueva York, dijo que hay progresos visibles en la paz de Colombia, que “después de cinco décadas de conflicto ha creado la paz que el país necesita”, la diplomática agregó además que es “un éxito histórico” y como era de esperarse, apeló a perseverar en la lucha antidrogas, frases que provienen de un gobierno de línea dura y que contrastan con las otorgadas por el presidente Lenin Moreno de Ecuador en primicia a RCN, donde se aventuró a decir que lo de alias ‘Guacho’ es un brazo armado de las Farc.
Sin embargo, aun así, la firma de la paz ha demostrado que hay territorios donde la tranquilidad rutinaria se convirtió en noticia. En cifras redondas, de acuerdo a la Unidad para la reparación integral a las Víctimas, en lo que va de estos dos gobiernos de Santos ya suman poco más de 1 millón 200 mil víctimas, contrastadas con los dos periodos presidenciales de Álvaro Uribe que ascendieron a más de 3 millones 350 mil víctimas y, si quieren hablar de las cifras del gobierno de Andrés Pastrana, aquel que despejó una zona para las Farc en las inmediaciones de San Vicente del Caguán en Caquetá, por si algunos no lo recuerdan, durante su administración que solo fue de 4 años y no de 8 como sus predecesores, hubo más de 2 millones 450 mil víctimas del conflicto armado.
Ante eso y frente a las próximas elecciones presidenciales, hay rodear los acuerdos y maximizar la política de Estado de construcción de paz y reincorporación para quienes tomaron en su vida un camino distinto.
Hacer trizas los acuerdos de paz solo resucitará al apocalipsis de la guerra, es más leña al fuego y esto retornará a Colombia a la época de las bombas, de las masacres como en Bojayá o las explosiones del Club EL Nogal, es volver a la toma de los pueblos, al aumento de secuestros y a cuanta violación a los derechos humanos se les ocurra. Por eso, hay que ser muy cuidadosos en las elecciones, si lo que se quiere es elegir volver al pasado o si lo que se quiere es un compromiso para construir, aportar, exigir y fiscalizar el postconflicto, que es el único tesoro que queda…
La paloma se metió a la casa y está herida, ¿usted es de los que la cura y le abre la ventana para que salga a volar con libertad? o ¿la mata, la hace trizas y hace de cuenta que nada pasó?
La búsqueda de la paz es un tesoro…