Como se sabe, el 27 de mayo del presente, se llevarán a cabo las elecciones para elegir al próximo presidente de este hermoso platanal, las cartas ya se encuentran sobre la mesa, aproximadamente 100 debates presidenciales se han llevado a cabo, plazas llenas y unas no tanto, encuestas sospechosas, errores y aciertos, halagos y trapitos al sol por doquier, coqueteos políticos y echadas al lodo han sido las características predominantes de la acción diaria de los candidatos a la presidencia.
En todo caso, ese domingo, los colombianos saldremos a votar, esperando que esta vez se dé bajo un marco legítimo impulsado por la participación masiva en dichas elecciones. De 8 de la mañana, a 4 de la tarde, los colombianos votarán esperando que aproximadamente a las 8 de la noche se sepa quién es el próximo presidente, si es que se define en primera vuelta, si no, conocer los dos candidatos que, por sus dotes de líder, buena preparación y conocimiento de Estado, pasan a segunda vuelta.
Seguido a ello, se tendrán las redes sociales a punto de estallar, los ánimos triunfalistas inundarán las redes sociales, mientras los grandes perdedores, las llenarán de improperios, argumentos, o la típica frase “país de mierda”; sin embargo, y como es costumbre, la indignación el país, actualmente tiene dos características: es expresada únicamente en redes sociales, y por otro lado, dura muy poco, es decir, una o dos semanas durará el descontento o en su caso, la alegría del triunfo de los seguidores de quienes pasen a segunda vuelta, después de ello, el país continuará su rumbo normal, todos nos acostumbraremos al nuevo gobierno, y el país continuará igual, ya que somos una sociedad conformista, pasiva y poco preparada al cambio. Seguramente, lo único que perdurará, serán los enemigos creados a razón de la polarización sobre el ciudadano de a pie que ha generado esta contienda electoral, mientras los candidatos, perdedores o no, celebran juntos con un vaso de whiskey y se reparten el botín burocrático o definen estrategias y alianzas para la segunda vuelta presidencial
De cualquier modo, ese ultimo domingo de mayo es la oportunidad que tenemos los colombianos para dar continuidad a las formas de gobernar tradicionales, o, para dar pie a un gobierno que en definitiva transforme el país y la estructura estatal en aras del desarrollo, la implementación real de los Acuerdos de paz de la Habana, la modernización estatal, y la consolidación de Estado de derecho real y efectivo, en aras de la equidad, la transparencia, la participación deliberativa y el respeto y protección de los DDHH; en general, la puesta en marcha efectiva de la Carta Constitucional del 92.