Por: Sebastián Villate

Colombia está en un proceso favorable de cambio. Eso se denota desde la firma de los acuerdos, pasando por unas elecciones sin atentados, viendo fotos de excombatientes  votando, hasta unas elecciones presidenciales masivas y atípicas. No solo el país está cambiando también la política colombiana.

Es evidente que poco a poco las maquinarias antiguas, por más aceitadas que estén, tienden fallar; como le sucedió a Germán Vargas Lleras, quien se quedó con las ganas de ser presidente. En estas elecciones también se sentó el precedente que los colombianos estamos cansados, en su mayoría, de políticos tradicionales; ahora los colombianos confiamos más en un profesor, en la oposición y, principalmente, en la juventud.

Las nuevas caras y el aire joven fueron determinantes en las elecciones 2018. El presidente electo será el más joven de la historia colombiana y, me atrevería a decir que, un congreso con más caras jóvenes que congresos anteriores. En la Cámara de Representantes por Bogotá triunfó, indiscutiblemente, la juventud con 14 curules de 18 posibles. Los electos de la Alianza Verde, Decentes, Liberal, Conservador y Centro Democrático son los encargados de poner la cuota juvenil en la cámara baja del Congreso.

Parece ser que los jóvenes empiezan a tomar el poder, por lo menos en la capital del país; aunque este fenómeno también se vio en Antioquía, Cali y en algunos sectores de la costa ¿Estará cambiando la política en Colombia?

Este congreso joven tiene grandes retos para el cuatrenio que inicia el 20 de julio del 2018. En primer lugar, se debe trabajar en limpiar la mala imagen que la sociedad tiene de este órgano legislativo; pues según la encuesta ‘Colombia Opina’ desarrollada por La FM en alianza con Revista Semana: el Congreso cuenta con un 66% de desfavorabilidad a raíz de los diferentes casos de corrupción que han salpicado a congresistas de diferentes bancadas.

En segundo lugar, debe garantizar la protección e implementación de los acuerdos de paz que se firmaron durante la legislación pasada. Exigirle al presidente electo y a los excombatientes que cumplan con lo pactado así como lo dicta el Principio de Derecho Internacional: “Pacta sunt servanda”, es decir, lo pactado debe cumplirse. La implementación en su totalidad de los acuerdos de paz debe darse en este cuatrenio, pues será determinante para seguir adelante con la paz y la desmovilización de otros grupos al margen de la ley, como el ELN y Clan del Golfo.

Por último, y lo más novedoso, es que deberán compartir y debatir en los diferentes recintos del Congreso con excombatientes que ahora tienen el derecho a ser parte de la política y proponer su visión de país. Es acá donde se necesita a los nuevos  jóvenes congresistas sin prejuicios y abiertos a la diversidad; jóvenes abiertos de mente.   

Adenda:

Es necesario que los congresistas velen por la seguridad de los líderes sociales y  eso no se hace desde una silla reclinable; se hace yendo a las zonas lejanas de la Colombia Profunda. Ese no debería ser un reto sino una obligación. No solo hay que ir en campaña.

Twitter: @SebasVillateB