Por: Nicolás Ordóñez

La designación de Carlos Holmes Trujillo como Ministro de Relaciones Exteriores es uno de los grandes aciertos del presidente electo Iván Duque.  Quien mejor para este cargo, un funcionario público que ha dedicado gran parte de su vida profesional al mundo diplomático en distintos países y escenarios globales debía ser quien presentara y representara a Colombia en los próximos cuatro años.

La vida diplomática del nuevo ministro ha sido muy extensa, pasando por Japón, siendo Cónsul en Tokio, Embajador en Rusia, la Organización de Estados Americanos (OEA), La Unión Europea, entre otros demuestra que Carlos Holmes es una persona que no solo  tiene una visión de lo internacional, sino de distintos contextos y escenarios en el marco de las relaciones exteriores, lo cual le hará un gran bien a Colombia en lo que respecta a la presentación del país en los próximos cuatro años y con una agenda tan amplia y con cimientos fuertemente construidos para los próximos Ministros de Relaciones Exteriores.

Además Carlos Holmes sabe que es ser Ministro y sobretodo sabe que es ser buen Ministro. Es importante el papel que él cumplió en el Ministerio de Educación y el Ministerio del Interior en otros gobiernos.

Por otra parte el nombramiento del Canciller entrante obedece también al clamor popular cuando eligió a Iván Duque como presidente, y esto lo digo porque hasta el momento el nombramiento de Carlos Holmes ha sido el que más cohesión al interior del Centro Democrático, el partido con el que se eligió el presidente electo, lo cual da una fuerza vigorosa en la legitimidad política y popular que tiene en Ministro Trujillo.

Estos comentarios no los digo en mi condición de compañero en la campaña presidencial 2018 – 2022  con el nuevo ministro o como él mismo lo denominaba “compañero peregrinaje político por Colombia”,  esto lo digo por la reacción que el país tuvo al conocer la designación del presidente Duque al nuevo Canciller. Adelante señor Ministro.