Por: Cristian Torres Rodríguez

“Cuando usted está muerto, no sabe que está muerto. El dolor es solo para los demás. Lo mismo pasa cuando usted es estúpido”, dijo alguna vez el actor estadounidense Wesley Snipes. Es una frase oportuna para estos tiempos de ceguera radical y retrospectiva nacional ¡muchos no se dan cuenta! Así las cosas, hay que mirar hacia adelante, proponer, no quedarse en el discurso de odio del tío uribista borracho y marcar la diferencia con ejemplos de reconciliación.

Si lo que dijo el presidente Iván Duque en su discurso de posesión es cierto, hay que aceptar su invitación de ser parte del pacto nacional de la construcción de país por encima de las diferencias y no pagar con la misma moneda que utilizó el uribismo en el gobierno del ex presidente Juan Manuel Santos. Hoy que la oposición volvió a ser gobierno, la oposición que hoy comienza está llamada a esa grandeza.

El primer llamado a liderar esa grandeza y no necesariamente la oposición es el ex presidente Santos, que con su Nobel de Paz a cuestas, debe dar cátedra de cómo construir la reconciliación y de cómo ser ex presidente. Eso sí, se le recordará si no cumple su palabra de no interferir en el gobierno de Duque, como de manera vulgar lo hizo Uribe con el propio Santos.

Alejado de la política, Santos puede dar el ejemplo pareciéndose más al ex presidente Belisario Betacur y no como el desmemoriado y acomodado Andrés Pastrana o el clientelista César Gaviria. Obvio, Santos jamás debería optar por la vía del virulento Uribe que olvida que su sello es el de ex presidente y no el de eterno presidente.

Por parte de la oposición, su rol debe ser responsable. Si surgen proyectos en los que no se puede estar de acuerdo, no hay que apelar al malicioso constreñimiento al elector, delito por el que entre otras cosas la Corte Suprema de Justicia investiga a Álvaro Uribe, entre tantos. La oposición no es mentir al electorado como lo hizo el uribismo con el plebiscito por la paz, la oposición es la grandeza de debatir en los espacios diseñados para ello, como lo es el Congreso de la República, siempre con argumentos y no con ataques personales, cifras exageradas o mensajes apocalípticos que carecen de realidad.

La oposición decente tampoco es pronunciar un discurso paralelo al de la posesión presidencial, o quien sabe en el futuro, al tiempo de una alocución presidencial. Eso es de pésimo gusto y no contribuye en nada, ni si quiera le sirve a ellos mismos, pues hasta el momento la resonancia en los medios de comunicación sobre el particular ha sido inane.

Amor con amor se paga, se titula un libro de José Martí, es tiempo de arrancar de ceros y de expresar amor en lugar de odio por el bien de Colombia. ¿Usted está listo?

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Trino 1: Precisiones necesarias a los datos y cifras mentirosas de Ernesto Macías. Vía RCN Radio: https://bit.ly/2vPeJ70.

Trino 2: “Estoy aterrado que la oposición diga que no hubo nada bueno en 8 años de Gobierno, eso es imposible”: General Oscar Naranjo en su última entrevista como servidor público a La FM.

Trino 3: Recomendado el editorial de Luis Carlos Vélez, director de La FM, “Santos, el odiado”: https://bit.ly/2MdxUkZ

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