El pasado 26 de agosto del año en curso fue llevada a cabo la consulta popular anticorrupción, esta, a pesar de que no logró el umbral requerido para luego ser tramitada vía Congreso, fue una consulta ganadora en muchos aspectos. La consulta logró un nivel de participación importante, alcanzó una cantidad de votos cercana al umbral requerido, no necesitó de tamal, lechona y cemento para invitar a la gente a participar, tuvo detractores importantes en la escena política. Fue objeto de mentiras en contra, contó con el respaldo “contundente” del presidente de turno, y le generó fuerza política a sus promotores, entre otros aspectos.
Un primer análisis, nos muestra lamentablemente, que a pesar de que la participación fue alta, los departamentos o zonas que por su naturaleza son propensos a caer en vicios de corrupción, como la Guajira, gran parte de la costa caribe, Chocó, los llanos orientales, Caquetá, Amazonas, entre otros, fueron municipios donde no se alcanzó o ni siquiera se estuvo cerca al umbral solicitado por el mecanismo de la consulta; mientrastanto,los departamentos que hicieron bien la tarea, fueron, Valle del Cauca, Huila, Nariño, Bogotá, Meta, Casanare, Santander, Boyacá, y Cundinamarca. Tal parece que el resto de los ciudadanos se mostraron indiferentes antes dicho proceso.
El promedio de votos para cada pregunta fue de 11 millones 665 mil, cantidad de votos que ni los analistas, ni los mismos ciudadanos de a pie esperaban, siendo esta cifra, superior a la cantidad de votos con los cuales quedo electo el presidente de turno Iván Duque, fue un 20 por ciento más de los votos que logró este último. Lograr esa cifra en un país donde el abstencionismo es casi cultural, y donde por lo general se necesita de la lechona y el tamal para que un domingo se salga a votar, es de aplaudir. Además de ello, se logró tal votación sin las maquinarias que históricamente mueven las masas electorales, y sin los personajes que últimamente movieron el voto de opinión en el país. Falto un poco más de medio millón de votos para lograr la meta del umbral.
Sin embargo, no es un secreto que este proceso fue una victoria política para sus promotores, López, Robledo, Mockus y de casualidad, hasta el mismo Petro; aunque, cabe mencionar que esto no significa que estos votos sirvan de fortín político a título propio para alguno de ellos, seguramente muchos de los votantes de la consulta, no votarían a futuro por López, Robledo, Petro, o el mismo Mockus. Lo que sirvió en esta ocasión es el mismo sentir de los 8 millones de votantes de Petro en segunda vuelta, que seguramente no votaron por el personaje en cuestión sino por lo que representaba, y es que no nos digamos mentiras, el colombiano promedio está “mamado” de más de lo mismo, y ese, fue un mensaje directo y contundente a que se dio el pasado domingo.
Cabe resaltar que aparte de todo, la consulta tuvo varios obstáculos que logró superar; primero, no tuvo los patrocinadores necesarios que generan recursos para haberla promovido de la mejor forma; sin reposición de votos, este proceso no era viable. Sin embargo, aquellos que realizamos pedagogía sobre la consulta, lo hicimos por el mismo motivo que siempre nos ha movilizado: las ideas de cambio y la necesidad de un país mejor. Segundo, veníamos de 3 jornadas electorales y por tanto, se esperaba que el ciudadano promedio estuviera cansando de tanta “democracia” y, por ende, no estuviese dentro de sus intereses salir a votar, y menos, donde no le otorgaban certificado electoral y por ende, beneficios por haber “sacrificado” parte de su valioso domingo familiar y de descanso. Tercero, aunque no sé si aplique como obstáculo, pero pudo haber inferido en el resultado final: la campaña en contra de la consulta del senador Álvaro Uribe, por cierto, el senador más votado y el que logró la victoria del NO en el plebiscito del 2 de octubre de 2016 a punta de triquiñuelas, le dio la espalda al proceso y como raro, uso su cuenta de Twitter las ultimas semanas para hacerle campaña en contra; y ¡para qué!, no nos digamos mentiras pero los voticos de este personaje hubieran servido para alcanzar el umbral. Tercero, extrañamente, el gran ausente de esta ocasión fue el Senador Gustavo Petro, al parecer, no le era atractiva políticamente la consulta, ¡vaya uno a saber!; el caso es que a pesar de que la apoyó, no la promovió como se esperaba que lo hiciera; seguramente su promoción hubiese ayudado un poco más. Cuarto y último, algunos tildaron la consulta como de innecesaria e improcedente, aduciendo a que algunos de sus puntos necesitan de modificación a la Constitución, y, por otro lado, son puntos que ya existen en la normatividad vigente colombiana; revisando bien, como que tenían parte de razón, sin embargo, la consulta fue más un acto simbólico para decir ya no más a dichos actos que tanto daño le hacen al país y sus finanzas.
Por último, cabe decir que esta no era el remedio al mal de la corrupción en el país, pero como todo en este hermoso platanal, era el principio de un camino por recorrer.