Por: Cristian Torres Rodríguez

La población envejece a una velocidad dramática y muchos de los viejos y los que próximamente lo serán, en su mayoría no contarán con su jubilación, liquidez o capital para su manutención. Sumado a ello, con la disminución de la natalidad, las familias de hoy y del futuro, con contadas excepciones, no tendrán el apoyo de numerosos hijos para hacerse cargo de sus viejos padres. ¡Qué disyuntiva! Tampoco es que sea buen negocio tener muchos hijos hoy día…

A diario, como campana de iglesia retumba el dicho “los tiempos están cambiando” y en esta era, la velocidad de las cosas no permite estabilidad laboral y emocional en los viejos del futuro. Mientras en el pasado la gran mayoría optaba por familias numerosas de hijos que habitaban en casas gigantescas, de esas que subsisten en barrios tradicionales y que ya no se construyen, las familias contemporáneas tienen nuevas formas de vida en pocos metros cuadrados donde predominan la soledad, las deudas y el inconformismo constante.

Juan Daniel Oviedo, nuevo director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en medios de comunicación ha señalado dos datos que retratan la actualidad de la población colombiana. El primero, es que las personas mayores de 60 años se han triplicado comparado con los censos anteriores de 1993 y 2005. El segundo dato, es que el 18% de los hogares en Colombia son unipersonales, es decir, personas que viven solas. Ambas cifras van de la mano, en aumento y deben ser foco de preocupación.

Estas inquietudes, entre otras, también están en la mira en otros países y fueron expuestas en la Universidad de Harvard. Allí Diana Bowser, profesora e investigadora estadounidense del departamento de salud global y población del prestigioso centro educativo en Boston (Estados Unidos) llamó la atención sobre el aumento de la expectativa de vida pero con menor calidad. Es decir, se vive más años, pero no en las condiciones deseables.

Por ello, esta columna se tomó el trabajo de entrevistar al doctor Rubén Torres, rector de la Universidad Isalud de Buenos Aires (Argentina), conferencista en Harvard y que por largos años ha estado vinculado a la Organización Panamericana de la Salud desde Washington y varios países latinos, con el argumento que en Colombia y en la región se tiende al aumento en la edad y los requisitos para la jubilación. (Escuchar entrevista).

Cronológicamente, en Colombia hacia el año de 1966 el decreto 3041 estableció que los hombres deberían tener 60 años para pensionarse y 55 las mujeres, hacia 1993 con la ley 100, se le puso competencia al Instituto de Seguro Social (público) al permitirle a empresas privadas administrar fondos de pensiones y estableció que en el año 2014 se debía subir la edad de 57 años para mujeres y 62 para los hombres, con esta medida hay un saldo a la fecha de 1,2 millones de jubilados por Colpensiones (entidad pública) y 170.000 por los fondos privados, en un país que tiene más de 6 millones de personas mayores a 60 años.

Si bien, de cierta manera estos más de 1,4 millones de adultos mayores están protegidos, es previsible que la mayoría de los restantes 5 millones que no consiguieron su pensión, no lo estén y es una población que fluctúa en el crecimiento. Dice el doctor Rubén Torres que “las personas que están fuera de la posibilidad de trabajar, para el año 2050, van a alcanzar alrededor del 38% ó 39%”  en Colombia, sin embargo, en Brasil la situación puede ser más crítica, ya que asegura que el 50% de la población estará conformada por viejos que serán dependientes.

Aunque Torres advierte que Uruguay, Cuba, Argentina y Chile son los países más envejecidos en la actualidad de América Latina, Colombia no está lejos y pronto alcanzará el porcentaje de número de personas viejas de estos países. A todo esto se suma un problema y es que más allá de ser personas que dependen económicamente de sus familiares “es la población que está siendo más afectada por enfermedades crónicas”, entre ellas las mentales, demencia senil y alzhéimer, lo cual genera un mayor gasto y sostenibilidad de los sistemas de salud.

El envejecimiento, agrega el galeno argentino, es una situación que se da con mayor velocidad en los países de América Latina que en los países desarrollados, explica que en Europa tardaron un promedio entre 80 y 100 años en duplicar su población adulta, mientras que en Latinoamérica en menos de 30 años. “Ellos (Europeos) pudieron ser primero ricos y luego fueron viejos”, mientras que “en América Latina se está dando la situación de que vamos a ser viejos y tener todos los problemas y luego, recién, vamos a ser ricos”.

Si los gobiernos venideros no toman medidas, Colombia en el mediano plazo se enfrentará a una crisis social sin precedentes con una población vieja, y lo más preocupante, sin garantías de calidad de vida. No se les olvide, a todos les llega la vejez, como dice Juanes “la vida es un ratico”.

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