Estudiando la historia reciente de Colombia, un detalle llama mi atención: no ha habido un solo costeño ocupando la silla en la Casa de Nariño en los últimos 124 años. El último presidente que nos representó fue el cartagenero Rafael Núñez, que ostentó dicho honor en cuatro ocasiones hasta morir en pleno ejercicio del cargo, en el año 1894. Lo que me genera la duda de por qué no lo hemos logrado, acaso ¿nuestra gente carece de competencias y aptitudes necesarias para asumir tal responsabilidad? ó es que acaso ¿nos gana el prejuicio del costeño folclórico, flojo y borracho sobre el costeño capaz y decidido?
Nuestra Región Caribe es rica, tanto en recursos naturales como humanos. Sin embargo, nos falta ser consistente en el cultivo de nuestro potencial. Somos ocho departamentos y 10,3 millones de habitantes que producimos el 15% del PIB nacional. Si nos comparamos con el departamento de Antioquia, que ostenta la mitad de la población y menos extensión de tierra, este produce el mismo 15%. Algo que siempre he admirado del antioqueño, que el amor que siente por su tierra lo impulsa a cuidar lo propio y buscar siempre el progreso de todos. Creo que este detalle marca una gran diferencia frente a otras regiones del país, en especial con la Caribe.
Personalmente pienso que uno de nuestros principales problemas tiene que ver con el hecho de que como políticos no hemos sido capaces de pasar del éxito regional al nacional. Nos ha hecho falta, durante décadas, unirnos en pro de objetivos comunes. Sin embargo, en el poco tiempo que llevo en el Congreso como Representante por el departamento de Córdoba, he visto que es posible lograr esa unión cuando vemos que nuestra gente la necesita.
Quienes me siguen en mis redes sociales sabrán que a lo largo de los días pasados el tema del traslado del peaje El Purgatorio es prioridad. La decisión, que había sido tomada por la ANI, complacía los intereses de un concesionario particular y perjudicaba la calidad de vida de miles de cordobeses. Sin embargo, el incidente nos dejó algo positivo. La decisión de la ANI causó que todos los congresistas cordobeses dejáramos a un lado partidos políticos y nos pusiéramos una sola camiseta; la de la comunidad. Así fue que el pasado lunes conseguimos que se aplazara la decisión final convencidos de que, gracias a nuestra unión, la nueva solución será satisfactoria para quienes se veían afectados por el traslado. Aunque la pelea todavía no acaba, en este punto ya se demostró que si bien llegamos a cargos representativos cómo el Congreso es necesario que trabajemos en equipo, sin renunciar a nuestros ideales, para lograr los resultados que nuestra gente necesita.
Por otro lado, desde el Congreso estamos haciendo el ejercicio de crear la Comisión Accidental Bancada del Caribe, cuya propuesta fue radicada el 7 de agosto, mismo día de la posesión del presidente Iván Duque. Puesto que consideramos que con el nuevo gobierno llegó una nueva época en donde estamos entendiendo que la unión es clave para nuestra región. Al interior de esta comisión debe suscitar el mismo ejercicio que en la Bancada Córdoba y seremos testigos de los grandes avances que lograremos. Sin embargo, el ejercicio no debe quedarse en el Congreso. Debe trascender al sector privado y debe estar presente en cada célula de la sociedad. Más aún, si tenemos en cuenta que el país en general viene de unos años de polarización que lo dejaron fracturado y que no le permitieron progresar por restricciones ideológicas.
Sí, por el contrario, no logramos reponernos de la polarización de los últimos tiempos, el panorama es desolador. Ya sabemos que la unión hace la fuerza, pero también los años nos han hecho testigos de que la desunión nos devora. Ejemplo de esto es que por la ausencia de una bancada unida y sólida el Gobierno Nacional en anteriores ocasiones ha logrado “meternos goles” –como se dice popularmente- frente a temas como el Presupuesto. Lo intentaron este año nuevamente con la propuesta de reducción del presupuesto a la región Caribe de 700.000 millones de pesos pero el trabajo en unión de la Bancada logró no solo solventar la disminución sino lograr un aumento en comparación con el del año anterior.
Nuestra Costa Caribe debe entenderse como un solo actor fundamental en la construcción de una mejor Colombia. Y quién quita, de pronto el día que eso ocurra, el país entero nos mirará con otros ojos y le confiará a uno de nosotros la máxima responsabilidad de la nación. Ojalá que no pasen otros 124 años antes de que eso ocurra.