Tranquilos. No se asusten. Esta columna solo pretende dar un aliento a la moderación de la sensatez diplomática y no apoyar las arengas que soplan vientos de guerra.
Tras la confusión que producen las declaraciones del presidente colombiano Iván Duque y, que contrastan con las de sus subalternos como las del canciller Carlos Holmes Trujillo y su embajador en Washington, Francisco Santos, donde el jefe de Estado dice que no es belicista pero los otros dos funcionarios abren la puerta a “todas las posibilidades” para salir del dictador venezolano Nicolás Maduro, la sociedad colombiana en pleno, debe hacer un llamado al Gobierno Nacional para persistir por los difíciles, incomprensibles y eternos caminos diplomáticos.
El presidente Duque además debe hacer caso omiso a los trinos de su mentor jefe político, el senador Álvaro Uribe que incita a la violencia con llamados a la Guardia Nacional Bolivariana a disparar contra el Palacio de Miraflores (Sede presidencial en Caracas, Venezuela). (Ver trino). ¡Y eso que el expresidente, el mismo que se opuso a la paz, dice que no es guerrerista! ¿Cómo creerle?
Una guerra no le sirve a nadie, trae muertes, víctimas, miserias, dolor y aunque se invada a Venezuela, la sangre se filtrará por debajo de las puertas de las fronteras colombianas como la más horrorosa película de terror.
Se equivoca Colombia si cree que dárselas de niño antipático del vecindario, por tener el respaldo del bravucón del barrio, va a pasar de invicto sin un raspón. Aunque las fuerzas militares colombianas con sus 450.000 efectivos estén preparadas al frente del cañón con el apoyo del ejército más poderoso del mundo, una guerra con Venezuela ocasionará daños irreparables en la población colombiana que aún lucha por salir de la violencia y sanar las heridas del pasado.
Un enfrentamiento bélico con Venezuela es volver a llenar las camas del Hospital Militar, afectar a la población civil y ahondar más en la crisis que supone el éxodo de venezolanos en Colombia. Si ya hay cerca de un millón de habitantes del vecino país, en su mayoría pasando necesidades en territorio colombiano ¿Cómo será con una guerra?
Puede que Venezuela no tenga todos sus 24 famosos aviones rusos Sukhoi a punto, que sus tripulaciones o equipamientos no estén listos en su totalidad, pero algo deben tener tras haber invertido más de 6 mil millones de dólares en equipamiento militar en los últimos 10 años pese a la crisis socioeconómica y sumado a ello, el posible apoyo de China y Rusia. ¡Déjenlos quieticos! Nadie quiere tener a una Siria suramericana.
Se dice que quien juega con candela se quema. Es mejor apagar los fogonazos de la boca que salen desde la acidez estomacal y apelar a la sensatez de los hechos diplomáticos o trabajos conjuntos con la comunidad internacional. El diálogo y las amnistías con mecanismos de justicia transicional son una salida posible.
De acuerdo al título de esta columna, ¡que viva Maduro!, sí, mejor que viva y no lo maten a él y a nadie, que lo lleven a la Corte Penal Internacional si quieren o a cuanto tribunal apetezcan, pero su derrocamiento por la vía militar ni soluciona la crisis al otro día y tampoco garantizará la repartición del petróleo como pan y vino en el pueblo bolivariano, al contrario puede desencadenar una tragedia sin precedentes. Si el infierno existe, mejor que Maduro se queme por allá de muerte natural y no en los albores de una guerra.
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Trino: ¿Cuál será la línea de Gobierno, la duquista o la uribista? ¿Será @IvanDuque un disidente del uribismo?