El Oráculo de Omaha, Warren Buffett, alguna vez menciono: solamente cuando la marea baja, se sabe quién está nadando desnudo.
Después de la Gran Recesión, el institucionalismo mundial inyecto liquidez monetaria para hacer frente a la crisis, solamente entre EE.UU y el Fondo Monetario Internacional inyectaron USD 1.4 billones. Se pusieron de moda las políticas monetarias expansionistas que disminuyeron el precio del dinero, incentivaron el crédito, y dinamizaron los sistemas de pago mundiales, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal bajaron su tasa de interés alrededor del 0%.
Hoy que el ciclo expansionista está buscando su fin, los inversionistas nuevamente dirigen sus miradas a las economías desarrolladas con altas tasas de interés y descuentos fiscales, como la de EE.UU. Y los países en vía de desarrollo que se encuentran expuestos a los mercados internacionales empiezan a pasar la gota fría, como es el caso de Argentina y Turquía.
La marea de liquidez monetaria que abordo el mundo en la época post-crisis empieza a disminuir y afecta necesariamente la necesidad de inversión en las economías sub-desarrolladas, el precio del dinero empieza a subir y los flujos de capitales toman rutas hacia países con mejores estrategias de inversión a corto y largo plazo.
La incertidumbre, las guerras comerciales, y las crisis geopolíticas, también ayudan a que los inversionistas tomen decisiones de dejar sus capitales en activos más moderados al riesgo, complicando la tarea de buscar inversiones en los mercados internacionales para proyectos estratégicos en las economías en vía de desarrollo.
Aunque, Colombia en las últimas ofertas de TES y de deuda pública, ha sido devorada por la demanda de los inversionistas, tiene dos retos transversales importantes a corto y largo plazo. Desde que hubo un campanazo de alerta de parte Moody`s en febrero de 2018, donde se bajó la calificación a una perspectiva negativa (Bbb2), estamos a la aprobación de unas reformas estructurales y un Plan de Desarrollo Nacional con ambición y claridad en la regla fiscal para no perder el grado de inversión.
Perder el grado de inversión no debería ser una opción en el abanico de posibilidades y por el contrario trabajar en mantenerlo debe ser el objetivo a cumplir a través de la generación de acciones que le brinde más confianza a los mercados financieros. Estos, en especial las calificadoras de riesgos, están alerta en visualizar la capacidad de gobernabilidad que tiene el Gobierno en sacar en el Congreso las reformas en materia económica y la capacidad de ejecutar el Plan de Desarrollo propuesto por el mismo.
El reto a corto plazo es que el Congreso apruebe las reformas estructurales como la Ley de Financiamiento, reforma a las pensiones, reforma laboral y demás, que tengan como objetivo dinamizar la economía del país. Sin embargo, para cumplir este objetivo, el problema nace en cómo los parlamentarios muestran resultados más allá de los legislativos, como ayudarles a llevar proyectos de inversión a los territorios que representan, sin que estos se vean perturbados por la corrupción.
El acercamiento y el compromiso con los ciudadanos en los territorios o regiones, es de vital importancia para generar confianza, gobernabilidad, e insumos suficientes para la implementación de un Plan de Desarrollo Nacional a largo plazo, o lo que Duque ha llamado, un Plan de Desarrollo de Estado y no de Gobierno.
En este orden de ideas, si Colombia no quiere ser ese país que nada desnudo ahora que la marea de liquidez monetaria a nivel internacional se reduce, el mensaje que debemos de mandar tanto a los mercados internacionales como al territorio nacional es de confianza. Confianza a los territorios y al Congreso, basados en el consenso de involucrar los proyectos estratégicos regionales dentro de un Plan de Desarrollo Nacional.
Confianza a los mercados internacionales, basada en que somos capaces de converger las fuerzas del poder para un objetivo de desarrollo nacional, que tenga en cuenta la responsabilidad fiscal y los proyectos estratégicos de las regiones. Sin embargo, estamos sobre el tiempo, estamos al menos a 5 meses para que Moody`s y demás calificadoras empiecen a entregar nuevamente sus calificaciones para el año 2019, y pueden ser que esta vez no sean tan benévolas.
@cardenas_iv