La Justicia Especial para la Paz (JEP) es un tribunal creado para salir, en materia de justicia, del conflicto armado que ha vivido el país. Puede parecer un Frankenstein jurídico y puede escandalizar que se deba diseñar una justicia diferencial para quienes han cometido los crímenes más atroces, sin embargo, esta es una vía alternativa para consolidar la paz, que no es posible construirla con venganza punitiva y menos con el estruendo militar.
De acuerdo con Juan Carlos Henao, arquitecto de este modelo de justicia transicional, aquí se puede encontrar verdad, justicia, reparación y no repetición, elementos necesarios para el país y sus casi 9 millones de víctimas. La JEP es un primer paso de un largo trecho para un funcionamiento de al menos 10 años, si es que no le ponen palos en la rueda con las inseguridades jurídicas que levitan en el Estado.
El trabajo de la JEP es dispendioso, técnico, difícil y de este no se puede esperar a que anochezca para que cuando amanezca al otro día haya paz. Luego de 8 meses de nacida la JEP y 6 meses de operación judicial, no se puede pretender que resuelva los múltiples procesos de 50 años de conflicto armado de un día para otro. En la JEP confluyen de manera equitativa y a veces voluntaria, los actores de los grupos armados ilegales y los militares que han incurrido también en delitos que aún hieren la memoria de las víctimas.
Hay quienes se preocupan con que en el tribunal tanto ex guerrilleros como militares retirados sean equiparados, pese a que han sido partícipes del mismo conflicto armado y aquí es importante señalar que, aunque se salgan de la justicia ordinaria, el tribunal de la JEP precisamente busca garantizar que los procesos que se lleven contra un genocida, secuestrador o un determinador de falsos positivos lleguen a feliz puerto con algo más que una simple condena intramural y es la reparación económica y simbólica para las víctimas, que aunque unos los distorsionen, las víctimas siguen siendo el corazón de la conquista del proceso de paz que firmó el ex presidente Juan Manuel Santos con la guerrilla de las Farc.
La justicia transicional o el modelo de la JEP no se inventó en Colombia, pero las experiencias de estos tribunales han sido perfeccionados para poder lograr un mínimo de justicia colaborativa con la salida de un conflicto armado. Ejemplos hay en Alemania, Argentina, Chile, Irlanda del Norte, Ruanda, Sudáfrica entre otros, eso sí, el reto está en que los magistrados no sean de un solo ojo, por lo pronto, es buena noticia que hayan comparecido desde Timochenko hasta el general Mario Montoya y ahí vayan sumando.
La paz no se consigue con permanecer en situación de violencia con venganza, guerrilleros muertos o pagando cadenas perpetuas, la JEP en su espíritu conciliador no solo condena “a los malos del paseo”, sino también a los que por años se disfrazaron de buenos con un uniforme militar de las fuerzas militares. Por si se les ha olvidado, el conflicto armado no lo protagonizó una sola parte.
Trino: Es bonito ver al niño Cristo José sonriente en su libertad, pero algo huele mal que tal vez @IvanDuque y demás autoridades no nos quieren decir. ¡Al niño no lo trajo la cigüeña!