En los últimos años han surgido un sinnúmero de activistas digitales que de una u otra forma han colaborado a construir sociedad. Sin embargo, junto a esto también han nacido un montón de ‘críticos’ que lo único que pueden certificar en su currículum es atacar y argumentar sin fundamento. La doble moral ahora mutó a espectro digital en donde abundan los pendejos con voz, pero con acciones nulas.
Quisiera ver a los ‘animalistas digitales’ adoptando a animales abandonados y apoyando o incluso creando alguna fundación para este fin; u observar a los críticos de una causa política participando en las mesas de trabajo para encontrar soluciones reales a las problemáticas ciudadanas; y por qué no, a los youtubers chiflados tomando la iniciativa para empoderar iniciativas de impacto real.
Si bien es cierto que las nuevas tecnologías ayudan para denunciar, empoderar y visibilizar, también es verdad que los medios de comunicación y los mismos internautas terminan dándole el poder a quienes no lo merecen. Es una lástima que lo que en la mayoría de los casos se vuelve viral sean las pendejadas o retos peligrosos, y no los casos ejemplo de héroes anónimos.
Por otro lado, abundan los dictadores de la verdad que creen que son los únicos que la tienen, y lo que es peor es cuando tienen influencia en las redes haciendo que un río de gente les crea incluso cuando de una noticia falsa se trata.
Hay una frase muy trillada que tal vez ya muchos se comenzaron a creer… «Las ideas cambian al mundo», pues no, no pueden estar más equivocados, una idea en si no es más que eso, una idea; sin embargo, cuando hacemos algo con ella y la materializamos es cuando logramos un cambio. Así que señores tuiteros pasen de sus críticas y tweets, con miles de likes o retweets, a acciones con miles de vidas impactadas y agradecidas.