Amplias expectativas se generaron en la ciudadanía tras las elecciones locales del año 2015, cuando los resultados arrojaron como victoriosos en las principales alcaldías del país a candidatos independientes, técnicos y provenientes del sector privado, tales como Rodolfo Hernández en Bucaramanga, Enrique Peñalosa en Bogotá, Maurice Armitage en Cali y Federico Gutiérrez en Medellín. ¿Se están haciendo agua esas ilusiones?
El caso de Bucaramanga es el que nos convoca hoy, debido al puñetazo que le propino el alcalde Rodolfo Hernández al concejal Jhon Claro en medio de una entrevista acordada entre ambos para abordar temas relacionados con la moción de censura que cursa en el Concejo de Bucaramanga contra la Secretaria de hacienda, Olga Chacón, y los vínculos del hijo del dirigente en Vitalogic, empresa por la cual la Procuraduría le abrió investigación.
Rodolfo Hernández fue electo en Bucaramanga bajo la premisa de que en la política se debe tener “Lógica, ética y estética”, y su principal lema fue “no robar”.
De entrada debo advertir que comparto plenamente ese planteamiento y que Bucaramanga me despierta un especial interés por ser mi casa paterna. Sin embargo, acá lo trascendental es por qué importa la lógica. En el ejercicio político resulta fundamental contar con una filosofía que rija nuestra acciones, de tal manera que exista un razonamiento claro entre las ideas que tenemos y las acciones que tomamos, es decir: ser coherentes.
A su vez, la ética se convierte en un complemento esencial del ejercicio público, toda vez que tiene un estrecho vinculo con la filosofía y la conducta humana guiada por el bien o el mal en relación con la moral, y esto se traduce en actuar con honestidad, franqueza y teniendo como fin último el bienestar común.
Del mismo modo, valoraremos el sentido de la estética en política, otra disciplina filosófica cuyo enfoque estudia las condiciones de lo bello y la naturaleza, lo cual abre la discusión acerca de la importancia de las formas y buenas conductas a la hora de gobernar.
Con este mismo rasero filosófico juzgaremos al alcalde Rodolfo Hernández, puesto que ha sido incoherente defendiendo a su hijo por los negocios que ha intentado favorecer durante su administración en el caso Vitalogic, quien a la vez ha manifestado “la corrupción toco las puertas de mi casa”. Así mismo, se desdibuja la retórica de la ética al intentar presionar con declaraciones públicas desobligantes a los concejales de Bucaramanga por la moción de censura contra su secretaria de hacienda, y finalmente, se raja completamente en la estética, porque en política no basta ser sino también parecer, las formas importan alcalde y ¡usted no está manejando la empresa familiar!
En suma, resulta inadmisible que se reencauchen episodios como el coscorrón de Vargas Lleras a su escolta, ahora con el puñetazo del alcalde Hernández al concejal. Nuestra clase política no puede seguir marcada por la soberbia, y el poder no puede continuar desbordando la razón. Por tanto, alcalde Hernández, pese a que promoví su candidatura desde este espacio de opinión hace 3 años y tenía amplias expectativas de su gestión, el apoyo no es irrestricto, todo lo contrario, se encuentra condicionado a que cumpla lo que prometió y obre bien, pero se está equivocando.