El cannabis medicinal puede representar más exportaciones que el petróleo y sin dañar al medio ambiente.
Por un minuto asumamos que los cálculos y predicciones de un dólar a $5.000 pesos, realizados por el equipo de la ministra de Minas, Maria Fernanda Suarez, son correctos. También que el hecho de no permitir el fracking y cuidar el medio ambiente, representaría para el país una disminución en las exportaciones de alrededor de US$16.800 millones (Ver nota). La devaluación del peso afectaría a todos los colombianos quienes perderían poder adquisitivo frente a la población mundial. Pero ¿qué pasaría si hubiera un mercado a punto de explotar que pueda remplazar y hasta superar las exportaciones de petróleo?
Pues ese mercado es el del cannabis medicinal, y aunque el gobierno continúa ignorándolo y poniéndole peros, los dólares que podría traer al país podrían fácilmente superar las exportaciones de petróleo de los últimos 20 años juntos.
Se dice que se realizaron más de 450 solicitudes para la fabricación de derivados de cannabis medicinal en el Ministerio de Salud hasta abril de este año. Si cada una de estas empresas tiene un promedio de 20 hectáreas produciendo de aquí a 5 años (aunque muchas quieren llegar a más de 100, como Pharma Cielo), cada una podría facturar alrededor de US $100 millones al año, lo que generaría unas exportaciones totales anuales de más o menos US $45.000 millones. Fácilmente podría llegar a triplicar las exportaciones de 2018 de petróleo.
Entonces es inadmisible que el gobierno prefiera poner en riesgo la riqueza y el patrimonio natural del país antes que abrir su mente y explorar nuevas alternativas de negocio, que además mejoraran la salud de tantas en personas en diferente latitudes, que padecen de tantos tipos de enfermedades.
La hipocresía moral, los discursos trasnochados del siglo XX, no nos pueden condenar a 50 años de fracking, a desaprovechar alternativas como el cannabis medicinal que pueden mejorar la vida de los campesinos y que además pueden resultar en una oportunidad para tapar el hueco que dejan las finanzas públicas. No podemos cometer la locura del fracking en nuestro país.