En aras de la finalización del jolgorio de las campañas electorales, es hora de que se aterrice en las realidades de los municipios. Según un informe de la Misión de Observación Electoral, MOE, más del 30% de los programas de gobierno propuestos se rajan; así como cerca del 56% de los candidatos no sabe cómo financiar dichos programas. Es decir que luego de elegir a los nuevos mandatarios por los próximos cuatro años, es pertinente que ellos empiecen a desarrollar la hoja de ruta de la gestión de los territorios: el Plan de Desarrollo Territorial.
Con urgencia se debe conformar una comisión de empalme que identifique el diagnostico real del territorio, la situación fiscal, el abanico de estrategias para el desarrollo, las fuentes de financiación, la definición de objetivos, entre otros elementos para la elaboración del PDT. De no establecerse la ruta y estrategia de desarrollo de los entes territoriales, se daría largas para mostrar resultados a los ciudadanos.
En este enfoque, una de las herramientas con la que cuentan los nuevos mandatarios es la ofrecida por la ESAP, la cual propone una jornada de capacitación en la que se brindarán tips y puntos académicos y normativos sobre cómo se debería gestionar de manera eficiente el territorio. Así mismo, el centro de pensamiento del país, el Departamento Nacional de Planeación, propone herramientas que facilitarán la elaboración de los Planes de Desarrollo Territorial de manera abierta y pedagógica. Este ‘Kit Territorial del DNP’ identificará metodologías, formatos y herramientas para dicha formulación de los PDT.
Según expertos, uno los temas que deberán tener en cuenta los nuevo mandatario dentro de los PDT es la revisión de la propuesta de gobierno radicada en la Registraduría Nacional y un diagnostico detallado de la situación del municipio. Esto, con el fin de formar la primera parte del PDT y sus componentes, los cuales son: objetivos aspiracionales, ejes transversales, líneas programáticas, y el Plan Plurianual de Inversiones. Los objetivos deben tener relación con algunas nociones de bienestar, objetivos del Plan Nacional de Desarrollo (Dado el caso que sean del mismo partido de Gobierno) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Luego seguirá la formulación de un abanico de políticas públicas para cumplir los objetivos propuestos en el PDT, las cuales deberán ser socializadas con los Concejos Municipales, Asambleas Departamentales, Organizaciones Sociales y con Comunidades que viven en el territorio para su respectiva aprobación. En este punto es importante aterrizar las políticas públicas en las fuentes de financiación del territorio, donde principalmente se mueven entre el Sistema General de Participaciones, el Sistema General de Regalías y los recursos propios provenientes de impuestos locales.
Los nuevos mandatarios deberán conocer, además, la situación fiscal del municipio o departamento; los rubros destinados a educación, salud y agua potable; las asignaciones presupuestales por Asignaciones Directas, Fondos de Compensación Regional y Fondo de Desarrollo Regional; el estado de formulación, prefactibilidad y factibilidad de sus proyectos de inversión; la situación de participación ciudadana y de enfoque diferencial; los sistemas de monitoreo y evaluación del PDT; y también, asesorarse de técnicos con dichos conocimientos.
Por último, a los nuevos mandatarios solo les queda la responsabilidad de hacer las cosas bajo el deber ser, y hacer un buen PDT. Seguir al paso dicho plan y mejorar la gestión de sus territorios, dado que la realidad es que la plata que van a encontrar debe ser gestionada con pertinencia, eficiencia e impacto sobre la calidad de vida de los ciudadanos. Los nuevos mandatarios se pueden dar el lujo de fallar en la gestión por la incapacidad de tomar el papel que la historia y la gente les dio, a ellos se les deben y la hoja de ruta debe ser la clave para recompensarles.
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