Seguramente muchos pensaban que el paro del 21 de noviembre sería una simple marcha que desordenaría un poco la ciudad en términos de movilidad y pare de contar. Sin embargo, es muy probable que ni los organizadores de este se imaginaran que ese día se convertiría en una de las fechas más importantes y memorables del país en las últimas dos décadas.
Esa noche, sin más ni más y a través de redes sociales se organizaría todo un pueblo, cansado de la ausencia de un Gobierno representativo, de la falta de garantías para el ejercicio de sus derechos fundamentales, cansados de perder día a día la esperanza de un mejor país para ellos y sus familias. Después de finalizar toda una jornada de enfrentamientos entre marchantes y la Fuerza Pública el sonido de las cacerolas no se hizo esperar, y al son de diversos compases la ciudadanía expresó el “tin ton tac” de su inconformidad.
Ese día, o mejor, esa noche, se daría comienzo a toda una serie de sucesos que dejarían en alto la lucha del pueblo colombiano, lucha completamente legítima si se tiene en cuenta que llevamos año y medio en un gobierno nacional que no avanza, que no representa, que no escucha, que engaña a sus “gobernados”, y que de paso nos hace quedar en ridículo frente a la comunidad internacional (hasta el mismo Nicolás Maduro se burla de nosotros).
En esta ocasión no solo marcharon los sectores que tradicionalmente lo hacen, esta vez todo se trasladó al ciudadano de a pie, a las familias, vecino a vecino haciéndose escuchar. Además, la manifestación hizo presencia localmente, en cada barrio y comunidad, lo que hizo que el paro se sintiera mucho más y fuera más participativo.
En fin… a hoy, los resultados de todo este revolcón se podrían resumir en:
- Llevamos 10 días de marchas y seguimos contando.
- El Gobierno, en representación de Iván Duque, sigue sin querer escuchar al ciudadano de a pie (no puede y no quiere hablar con la población sin el respaldo de los sectores económicos).
- Se supone que existe un Comité promotor del Paro, pero el pueblo no se siente representado en ellos, aseguran que son lo mismo de siempre, los mismos con las mismas y en sentido contrario (sindicales de antaño).
- Duque se siente protagonizando Alicia en el país de las maravillas. No sólo asegura que está haciendo las cosas bien y que vivimos en el mejor país del mundo, sino que también le cambió el nombre a Colombia: ¡Ahora somos Polombia!
- Los bogotanos a pesar de nuestra diversidad demostramos tesón y perrenque durante los 7 días de Paro (sobre todo en el “Toque de queda”).
- El Gobierno Distrital y la Fuerza Pública quisieron atemorizarnos y les salió el tiro por…
- Las barras bravas se portaron a la altura y se enfrentaron a quienes quisieron aprovechar el desorden para delinquir.
- Los reporteros de City Tv la dieron toda en sus transmisiones en vivo (tienen pulmones de acero).
- Los buses del SITP no son tan de mala calidad como creemos (Chiva SITP por Ciudad Bolívar).
- Nos tocó desaparecer la olleta o sartén que volvimos añicos para que nuestra mamá no nos regañara, pero valió la pena, porque los cacerolazos convirtieron las manifestaciones en algo más artístico, cultural y pacífico.
En torno a ello, y por lo pronto, es importante continuar exigiendo ser escuchados por el Gobierno de turno, además, recordar que en nuestro modelo de democracia representativa quienes ejercen dicha representación son los congresistas de la República, bajo esa premisa considero que también deberíamos empezar a exigirles un poco más. Buenos resultados y grandes avances se han logrado; a pesar de ello, lamentablemente se han perdido vidas, vidas que se convertirán en hitos de lucha. Por lo pronto tengamos presente que “El pueblo siempre será superior a sus dirigentes”.