Es la inquietud que surge y que sería bueno que el Gobierno nacional aclarara de una vez por todas, así empezar a dar solución al momento difícil que atraviesa el país por cuenta del paro nacional ahora indefinido.
Lo que está claro es que en el par de veces que se han sentado Gobierno y comité organizador del paro no se ha llegado a ningún acuerdo. Más allá de las exigencias de lado y lado, que por cierto —y a juzgar por las posturas— parecieran imposibles de acordar, lo que parece evidente es el ambiente negativo e inamovible del Gobierno que complica y oscurece cualquier posible camino a una conciliación.
Bien dice María Jimena Duzán, en su columna de domingo, que el Gobierno parece no escuchar y mucho menos interpretar la exigencia del pueblo, pues está dando a cambio cosas que la gente no ha pedido: tres días sin IVA, devolución de IVA y desmonte gradual de aportes a salud de los pensionados, etc. La base del diálogo es la correcta disposición de escuchar al interlocutor y este Gobierno se equivoca desde el principio, no oye, no ve ni entiende los reclamos de miles de personas que han salido a protestar, mayormente de manera pacífica.
Escuchar al presidente Duque o a alguno de sus funcionarios referirse al tema es asistir a unas explicaciones que no tienen nada que ver con lo que pasa realmente, no se puede entender en qué país viven. Es que no podemos sentarnos exclusivamente con ellos y desconocer a todos los demás sectores del país, dice Duque. ¿Y por qué no? Si los que ahora mismo están manifestando el descontento y provocando una masiva movilización son ellos, siéntese con ellos, no con los que están conformes y callados. ¿Es tan difícil de entender?
Otra traba es la forma en que se ha tomado el estallido social, fielmente reflejado en la desafortunada frase de la Ministra del Interior, “No pudieron”. No ha cabido para el gobierno ninguna posibilidad ni siquiera de pensar que las exigencias de los manifestantes sean legítimas y que valga la pena considerarlas. Comenzado por la idea de que esto es un plan orquestado por el Foro de Sao Paulo, pasando porque todos lo que marchan son Castrochavistas que quieren instaurar el Comunismo, concluyendo en que es un movimiento patrocinado por Santos para desestabilizar el país.
Una frase que fue casi que alabada por los simpatizantes de uno de los candidatos a la alcaldía de Bogotá y que pronunció para aceptar su derrota fue: “Uno gana con un sector, pero gobierna para todos”. Este gobierno debería aplicarla, porque puede ser que la gran parte de la gente que está marchando no haya votado por Duque y no sean simpatizantes suyos, pero también son colombianos y merecen ser escuchados y no ninguneados y deslegitimados de manera tan absurda.
Buscando la raíz de esta manera muy marcada y generalizada de desconocer al pueblo por parte del gabinete y colaboradores del Presidente, se evidencia que la forma de gobernar este país hace mucho daño a la democracia y a la sana intención de gobernar para todos. Cuotas políticas, pagos de deudas proselitistas, nombramientos no por mérito sino por relaciones personales y demás, son la raíz de malas administraciones y manejos pésimos de carteras de la mayor importancia.
Si un mandatario se rodea solo de amigos que le den golpes en la espalda para felicitarlo y que tengan la misma idea política que siguen casi religiosamente sin medir resultados, sin darle importancia a los análisis ni a las críticas ni a nada, finalmente tendrá lo que vemos: un gobierno ciego a las necesidades de la gente, una incapacidad total para la autocrítica, una forma única y cerrada de mirar el panorama. Nada funciona sin perspectiva, para que cualquier cosa funcione hay que tener un balance, hay que equilibrar las cargas.
Hay otra mala costumbre en nuestra forma de hacer política. Cada que sube al poder una administración tiende a acabar con todos los programas que traía la anterior, por el solo hecho de que tenía tendencias y formas de entender la política contrarias.
Entonces cuál es la intención de este gobierno cerrándose a la banda y desconociendo los motivos de la marcha. No le hablen a la gente de un Pacto por Colombia, de una Unidad nacional, si lo que muestran con lo que hacen es todo lo contrario.
Miren en la historia, tomen ejemplos, para citar uno, el del gran Nelson Mandela quien después de estar 27 años en la cárcel por promover el fin de la segregación racial en su país, salió a ser elegido presidente y muy en contra de lo que pudiera ser nuestra naturaleza revanchista y llena de odio, armó su gabinete con altos miembros del partido que por muchos años habían impulsado y legislado la discriminación hacia los negros. Esa es una intención genuina de paz, de ganas de cambiar el rumbo, de hacer las cosas bien, de gobernar para todos. ¿Cuál es la intención, Señor Presidente?