Por: Cristian Torres Rodríguez

El magnate Silvio Berlusconi fue siempre apuesto y mejor vestido que nadie pese a su 1.65 de estatura, ¡Todo un César del imperio romano! A lo mejor su mayor atractivo es su abultada billetera con la que se adueñó de medios de comunicación, del venido a menos equipo de fútbol AC Milán y de su invaluable colección de arte. Su sonrisa acapara y sus dientes brillan de blanco como el avión presidencial italiano. Así es ‘Il Cavaliere’ (Del italiano ‘El Caballero’), como lo bautizó la prensa rosa del corazón.

Todo un emperador como él, ocupó la primera magistratura del Estado italiano y en su condición de poderoso usó y abusó del avión presidencial hasta el cansancio, según una primicia con fotografías reveladas por el diario ‘El País’ de Madrid hace 10 años, Berlusconi fue protagonista de un escándalo bizarro. En uno de sus viajes a Villa Certosa, su mansión ubicada en la mediterránea isla de Cerdeña, voló con prostitutas abordo, – se especula que fueron nada más 70 – y estuvieron acompañadas por unos seis ilustres septuagenarios entre los que también se destacó, además de Il Cavaliere, el señor Mirek Topolanek, quien fuera primer ministro checo de entonces. Ambos mandatarios se movilizaron con sus cohortes armados de metralletas, pues es sabido que el Estado debe escoltar a las altas dignidades, ni más faltaba…

Durante el bochornoso escándalo en el que la prensa de medio mundo desbordó titulares contra el expremier italiano, Berlusconi, durante sus juicios hoy ya superados y gozando de plena libertad pese a escándalos de corrupción, prostitución contra menores y uso indebido de aeronaves del Estado, alegó abuso de su fuero personal y hasta demandó al periódico español que reveló sus famosas fiestas bunga – bunga’.

Diez años después y aterrizados a hoy día, otro de los bochornos que acaloran a la opinión pública y titulados a cuatro columnas en los diarios aztecas son el fracaso de la venta del avión presidencial de México, un equipadísimo Boeing 787 Dreamliner ahora feriado en rifa, como si el Estado mexicano fuera un bazar.

La medida populista adoptada por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha servido más para los memes, que para la austeridad que quiere pregonar el jefe de Estado. Pues una cosa es viajar con los indicados a las visitas oficiales en el Morelos -así le dicen al avión- y otra muy distinta es que, un presidente tan ocupado, con necesidades tan urgentes como movilizarse por el país para hacer frente a las diversas dificultades de sus gentes, quiera hoy someterse a los eventuales retrasos de las aerolíneas comerciales. De manera que hoy el mandatario mexicano se pasea y se expone entre los apoyos e insultos por cada aeropuerto que visita de su nación y como es obvio, por las circunstancias tarda más para atender sus compromisos.

Ahora, el episodio aterrizado en Colombia. Mientras el presidente Iván Duque cortaba cintas de obras que inició el gobierno anterior, entregando vías de dobles calzadas en Tolima y supervisando la eterna construcción del túnel de la línea que se inaugura en cada Gobierno, un episodio menos grave que los dos anteriores mencionados: La familia presidencial invitó de manera inocente a los compañeritos de una de sus hijas a festejar su cumpleaños.

Una actividad cándida, diáfana y lejos de prejuicios por tratarse de niños pequeños. Pero con tan mala suerte que el episodio le pasó factura al presidente Iván Duque por el solo hecho de haber sucedido en Colombia, donde “la gente muere más de envidia que de cáncer”, dijo en otra ocasión la gloria del ciclismo Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez.

Si bien el avión presidencial es un bien público, acaso como su nombre lo indica, ¿no es para el uso presidencial?, ¿Movilizar a niños como pasajeros y como es lógico acompañados por sus padres en serio levanta tanta ampolla a los críticos de este suceso?, ¿Los hijos del presidente no tienen derecho a nada y deben permanecer encerrados durante los 4 años de mandato de su padre?, ¿Si a usted el presidente lo invita a un viaje para ver una obra de Gobierno y luego a una jornada de distensión, no se monta en el avión porque cree que eso es “detrimento patrimonial”?

En serio, en Colombia a veces se hace oposición por que sí, por eso hay que agudizar el foco. Tantos temas tan coyunturales para reclamar al Gobierno como es la zozobra diaria del orden público con un Ministro de Defensa tan invisible o, el Ministro de Hacienda que cree que los colombianos aguantan más impuestos mientras el desempleo no llega a un dígito o, la economía naranja que nunca despegó y sacó a Uber del mercado o, la enmermelada a Vargas Lleras con sus nuevos tres ministros (Agricultura, Salud, Trabajo) o, el manejo de las relaciones exteriores con una canciller desapercibida y un fracasado cerco diplomático al régimen de Venezuela o, la implementación del acuerdo de paz y entre tanto, ante la incapacidad de salir de los eternos paros, ¿en serio se concentraron en unos niños que por decisión de sus padres terminaron un fin de semana volando a un parque temático en Quindío en el avión presidencial?

Por favor no desconcentren al presidente en temas banales que mucho sí le cuesta conectarse con la ciudadanía. Con todo esto, el único que perdió fue el periodismo, al que hay que prenderle una vela por los hechos ya conocidos.

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