Por: Carla Fernández Abril

Desde el pasado diciembre el mundo entero comenzó a escuchar de la emergencia del coronavirus o covid-19, a pesar de ello el hemisferio occidental no prestó la atención suficiente y pensó que eso era solo una crisis de la “lejana” China, por ende, no se preparó y meses después país tras país, nación tras nación, economía tras economía, comenzó a sufrir los efectos de este virus ya declarado pandemia. Resulta que el virus aterrizó en cada rincón del planeta sin avisar, y lo peor de todo: “nos cogió con los pantalones abajo”.

El caso colombiano no fue la excepción (raro sería que lo fuera), a finales de febrero se confirmó resultado positivo de coronavirus en una estudiante de diseño de modas proveniente de Italia (hoy, uno de los países con mayores casos de infección y mortalidad por el virus); además de ello, la estudiante sin saber que estaba contagiada se puso a visitar cuanto lugar se le ocurrió en Bogotá: desde discotecas, centros comerciales, hasta iglesias -ni más ni menos- (sinceramente no quisiera estar en sus zapatos). A partir de ello, y como era de esperarse comenzaron a aparecer varios contagiados. ¡Por eso es insoslayable resguardarse en casa, acatar las directrices de nuestros gobernantes respecto de la cuarentena obligatoria, llevar a cabo las recomendaciones de asepsia personal y, sobre todo, guardar la calma y la cordura!

Es importante cuidarnos entre todos, llegó el momento de ser solidarios con el vecino y aprender a compartir, hacer trueques de comida y elementos de aseo; si algo nos sobra o sabemos que podemos conseguirlo fácilmente, compartámoslo con nuestro vecino – conocido o amigo; ayudemos sobre todo al adulto mayor y a la población más vulnerable, quienes seguramente les será muy difícil acceder a ciertos elementos básicos para subsistir en medio de esta crisis sanitaria y económica mundial.

Preguntémonos si podemos aportar de alguna manera a sobrellevar la crisis al resto de la sociedad, ¿sabemos algún arte, oficio, tenemos algún conocimiento o idea que podamos enseñar a una población determinada? Ahora que “poco” estaremos haciendo, propongo hacer y postear videos, foros, conferencias y clases de lo que sabemos, ayudemos a quitarnos el aburrimiento entre todos. Además, si nuestra profesión o conocimiento lo permiten, podemos fabricar o generar ideas para ayudar a quienes nos necesitan. Por ejemplo, estudiantes de la Universidad de Antioquia están desarrollando respiradores artificiales que servirán muchísimo ahora que sabemos que nuestro sistema de salud es insuficiente para atender a la cantidad de infectados que posiblemente tengamos en pocas semanas.

Parece increíble pero hoy los besos y abrazos pasaron de ser demostraciones de afecto a convertirse en un arma letal. Por tanto, ¡evitemos dichas demostraciones a toda costa!, no nos arriesguemos, no vaya y sea que por no evitarlos por algunos meses después no podamos volver a darlos.

Quiero resaltar que uno de los efectos positivos de esta situación es que la naturaleza parece estar recobrando su cauce; entre otros, estábamos presenciando incendios en varios lugares del mundo a causa del calentamiento global que generaron grandes e importantes pérdidas de fauna y flora; ahora parece que los bosques, ríos, montañas, la atmósfera misma, está teniendo un respiro. Por ejemplo, el aire en la ciudad de Bogotá parece haber mejorado considerablemente justo cuando estábamos pasando por una emergencia ambiental.

¿Qué pasará cuando todo acabe?, también debemos prepararnos para comenzar “de nuevo”, las economías nacionales seguramente quedarán muy frágiles, varias familias estarán económicamente débiles por los despidos masivos que ya están ocurriendo a causa de la crisis, socialmente nos sentiremos aterrados (el ánimo estará desquebrajado), nuestros máximos dirigentes llegarán agotados a ese día; la geopolítica mundial habrá cambiado, la población mundial habrá disminuido considerablemente (sobre todo nuestros viejos) y llegará el momento de llorar a los muertos de esta pandemia, entre otras cosas… Cuando llegue el día, ¿sabremos cómo volver a iniciar?

Por el momento, cito una frase muy acertada que leí en Facebook, a propósito de la cuarentena obligatoria: “En tres semanas es mejor sentirnos ridículos por haber exagerado, que sentirnos estúpidos por no haber actuado”.

Twitter: @CarlaFAbril