Lorent Saleh, es un símbolo de resistencia y valentía. No conoció una Venezuela libre, sin embargo, desde niño ha luchado incansablemente contra la opresión y la tiranía.
Fue tan frontal contra el régimen narcoterrorista de Chávez y posteriormente de Maduro, que tuvo que salir del país una temporada, siempre con la intención de regresar y conquistar la libertad.
Viajó a Colombia, país que lo recibió con los brazos abiertos y apoyó su cruzada hacia la liberación de Venezuela. Pero a medida que pasaban los meses, la presencia de Lorent en Colombia se fue haciendo incómoda para el expresidente Juan Manuel Santos, quien decidió, de la manera más despiadada, entregarlo al régimen de Nicolás Maduro. Nunca olvidaré ese día…
Conversé con Lorent por teléfono y me dijo: «voy a renovar mi permiso de estadía en Colombia, nos vemos en la noche». A las pocas horas, medios nacionales e internacionales mostraban su entrega en el puente Simón Bolívar a las «autoridades» venezolanas; como si de un peligroso criminal se tratara.
Hicimos muchas protestas. El mundo entero alzó su voz exigiendo la liberación de Lorent. No fue así, pasó 4 años y 2 meses secuestrado en “La Tumba». Fue torturado física y mentalmente de la manera más brutal, pero ni así lograron quebrar ese espíritu libre y rebelde que lo caracteriza.
Sin previo aviso, un día cualquiera y de manera sorpresiva, fue desterrado a España, país en el que reside actualmente con su esposa, su bebé y su madre.
El año pasado, en el marco de la ayuda humanitaria que supuestamente ingresaría a Venezuela desde Cúcuta, Lorent regresó a Colombia. En medio de sentimientos encontrados, llegó al país desde donde fue entregado a Nicolás Maduro.
Habían pasado varios años sin vernos. Me llamó el día que llegó a Bogotá y nos vimos en la tarde. Abrazar a Lorent después de tanto tiempo, dolor y sufrimiento, fue uno de los momentos más emotivos de mi vida y con la sensación familiar de habernos visto el día anterior. Ahí estaba mi amigo, fuerte, sonriente y dispuesto a seguir luchando por nuestro país.
Gran reencuentro en España
Viajamos a Cúcuta, el primer día asistimos a muchas actividades. En la madrugada, recibí una llamada de Lorent desesperado: «Gisela, me están secuestrando y me llevan al puente Simón Bolívar para entregarme otra vez a Maduro». Sentí el alma en vilo al escuchar eso. Me quedaba con la Senadora María Fernanda Cabal, quién como todos saben, es gran aliada de la libertad en Venezuela y de la oposición que no cohabita con el régimen. La desperté y salimos de inmediato a buscarlo.
Llegamos justo a tiempo al Puente Internacional Simón Bolívar. Tenían a Lorent esposado y a punto de ser entregado a los criminales enviados por Maduro. Los policías no fueron nada amables y se negaban a explicar el motivo de la detención. Intentaron culpar al entonces director de Migración Colombia, Christian Krüger; apreciado amigo, quién durante su paso por la entidad, nos apoyó muchísimo.
Estuvimos más de una hora discutiendo e impidiendo que pasaran a Lorent al otro lado del puente. Finalmente, y como resultado de las muchas llamadas que hicimos en ese momento, entre otros, al entonces Canciller y actual Ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo y a algunos efectivos de Inteligencia, decidieron liberar a Lorent. Nunca nos dieron motivos reales para justificar su detención y posteriormente sacaron un escueto comunicado en el que «explicaban» que la detención fue un “procedimiento de rutina e identificación de personas”, a pesar de que Lorent mostró los documentos que prueban que es un protegido del Gobierno Español.
El escándalo en medios no se hizo esperar, inventaron que se encontraba bajo efecto de drogas y alcohol, con mujeres a las que intentó violar y reuniéndose con grupos neonazis y paramilitares. Sufrió un fuerte linchamiento mediático y gracias a la asesoría y pronta acción de sus abogados, pudo denunciar a algunos personajes, como el guerrillero desmovilizado y congresista por el partido de las Farc, Sergio Marín, y el también congresista Germán Navas Talero. Ambos publicaron una rectificación sobre las mismas acusaciones.
El tiempo pasa y en algún momento todo debe volver a su lugar. Por lo pronto, Lorent en España y yo en Colombia, soñamos con el día en que nos abracemos nuevamente en nuestra Venezuela libre.