Por: Daniela Niño

Mediante una videollamada por Zoom, la manera habitual de comunicarnos en cuarentena, estuve charlando con Andrés Bara. Con una sonrisa y look fresco me empezó a contar su historia, entramos en los más íntimos detalles de su carrera artística, indagamos desde cuando nació su amor por la música, hasta sus próximos proyectos.

Andrés, ¿cuáles son tus recuerdos de tus inicios musicales?, fue el inicio para conocer otro mundo artístico, otra gran historia de los que sueñan y luchan. Entre risas y una mirada nostálgica me respondió. “Empecé cuando tenía 4 años. Mi papá es Luis Balssie, él me llevaba a sus presentaciones en vivo, donde tocaba instrumentos de percusión. Desde ahí sentí que ese era mi mundo”.

Sin parpadear, toda su vida se ha dedicado a la música, todos sus proyectos van relacionados. Estudió armonía y canto en la Sinfónica Juvenil. Posteriormente, entró en la escuela Fernando Sor de Bogotá. La voz ha sido su amiga fiel, recuerda a su profesor Germán Arredondo, quien fue quien le enseñó sus primeros pasos. Las personas que lo han ayudado a crecer en su camino profesional son muy importantes. Entre estos destaca a Ramon Calzadilla, barítono cubano, quien lo apoyó en su aprendizaje de canto.

Su primer álbum como solista fue ‘Comerte a besos’, trabajo compuesto por 9 canciones, y con el cual ocupó el segundo lugar en el Top Latino y enamoró a su público con un estilo único y diferente. Dentro de sus sonidos característicos están los de la costa caribe, le gusta el folclor y le apasiona escuchar la melodía de los tambores y las gaitas. Sin embargo, esta marcando terreno dentro del reggae, kizomba, danceholl y la champeta africana.

¿Quién no se enamora? Una muy buena pregunta y Andrés Bara da la respuesta. Es su más reciente sencillo, el cual trabajó al lado de Safara, compositora, y de Eusebio Valderrama. “Esta canción tiene mucho significado, mucho sentido, la letra es diferente. Para mi era importante rescatar esas letras y mezclarlas con reggae y pop”.  Además, cuenta con la colaboración de Pablo Watusi Martínez vocalista de La-33.

El video es encuarentenado, fue grabado durante los difíciles momentos de aislamiento preventivo obligatorio. Pero nada es imposible cuando de sueños se trata. Las locaciones escogidas por los intérpretes y su equipo de trabajo están entre la vista al mar, el paisaje y la vegetación que caracteriza Barranquilla y el mirador a la ciudad de Bogotá que representa a La Calera. Entre Andrés y Pablo hicieron un buen ‘team’.

La confianza entre los dos fue aumentando pregunta tras pregunta. Confesó que le gusta el vino blanco, su color favorito es el azul, su vicio es el dulce, le encanta el fútbol, tiene 45 tatuajes, su libro favorito es ‘Volar sobre el pantano’ y el lugar más curioso donde ha cantado es en un bus en las fiestas de Santo Tomas de los Carnavales de Barranquilla.

Dentro de sus sueños musicales está hacer una colaboración con Carlos Vives o Juanes y estar en un escenario con ellos. También, le atrae el reggaetón, le parece un género para gozar y le gusta tomarse unos tragos de la mano de Cristian Nodal. “La música es muy diversa, es universal”, añadió Andrés.

Otra de sus pasiones es la composición. Algunas de sus letras surgen en la mañana, el despertar. “El sueño es otro mundo, otra dimensión. A veces me despierto en la madrugada con una melodía, rápidamente la grabo en una nota de voz y sigo durmiendo. Al despertar cojo la guitarra y la empiezo a trabajar”.

Tiene varias canciones guardadas esperando el momento perfecto para mostrárselas al público. Por el momento les anuncia a todos sus ‘fans’ que pronto lanzará un acústico y una nueva canción.

 Instagram @ninodaniela