De suma relevancia para la reactivación económica resulta la reforma fiscal anunciada por el Gobierno Nacional, puesto que es la medida más efectiva según la coyuntura de Colombia.
Pero para efectos prácticos es indispensable efectuar la distinción entre reforma fiscal y reforma tributaria, dado que son sustancialmente diferentes.
La reforma fiscal es la mutación que realiza un Estado en materia de legislación impositiva. Acá se procede a la modificación de las distintas normas que establece el sistema, con el único fin de establecer una nueva estructura del sistema fiscal. Con esta reforma se modifican las normas fiscales que posee un territorio. Su fin es el de establecer un nuevo sistema tributario, en función de un objetivo concreto por el que se ha solicitado dicha reforma. En nuestro caso, el Gobierno Nacional pretende lograr ceder los niveles de endeudamiento.
¿Para qué realizar una reforma fiscal? Para modificar el sistema tributario que posee un territorio en específico, estableciendo un nuevo sistema que lo sustituya. Esto es, para modificar las leyes que integra dicho sistema, alterando el valor, así como las normas vigentes del sistema impositivo que establecen la legalidad en el territorio.
Una reforma fiscal no debe realizarse para cumplir el fin exacto de alterar el sistema impositivo, puesto que, en diversas ocasiones, la reforma fiscal se aplica para introducir nuevos impuestos de aplicación inmediata dentro del territorio. Empero, en el caso contrario, se lleva a cabo a fin de retirar algún impuesto o norma que se encuentra vigente.
La reforma tributaria modifica uno o varios aspectos de la estructura tributaria del Estado, a fin de aumentar o disminuir la cantidad de dinero que recibe este por concepto de impuestos. El objetivo de aquella es incrementar el recaudo para lograr los fines del Estado. Verbigracia, si un país cuenta con unas finanzas públicas adecuadas, una administración pública eficaz, eficiente y efectiva, su población tiene un nivel de vida digno y la economía es vigorosa, probablemente no necesitará percibir mayores ingresos de los que está recibiendo, razón por la cual podrá ejecutar una reforma tributaria que disminuya la cantidad de impuestos que les cobra a los habitantes. A ello se le denomina reforma tributaria expansiva.
Contrario sensu ocurre con las reformas tributarias que pretenden aumentar la cantidad de dinero que el Estado recibe por concepto de impuestos. Verbigracia, gravar con impuestos a personas naturales o jurídicas que anteriormente no padecían dicha carga. A ello se le denomina reformas tributarias contractivas.
¿Para qué realizar una reforma tributaria? Para incrementar y mejorar el recaudo necesario a fin de lograr los fines económicos, sociales, políticos, y culturales del Estado. Sin recaudo no hay obras ni derechos sociales que puedan garantizarse.
¿Por qué Colombia requiere actualmente una reforma fiscal y no tributaria? Porque deben suprimirse exenciones tributarias que no son necesarias y que permitirán mejorar el recaudo hasta ceder los niveles de endeudamiento ocasionados por el coronavirus. Para lo cual debemos modificar la legislación impositiva. Ello únicamente es factible lograrlo mediante una reforma fiscal.
Por consecuencia de la pandemia los niveles de endeudamiento de Colombia son altísimos. Calamidad pública a la que hay que darle solución so pena de colapsar el sistema económico- productivo. Por otro lado, es de vital importancia incrementar los ingresos de la nación en un 2 % del PIB, lo que equivale a $20 billones. Para reducir la pobreza, no sólo es necesario mejorar la distribución del ingreso, sino también aumentar el crecimiento económico.
La reforma fiscal es vital para consolidar un sistema fiscal sostenible y canalizado que garantice progresividad en la economía.