La reactivación económica de Manizales requiere decisiones concretas adoptadas con base en estadísticas y estudios que conduzcan a conseguir metas, resultados y logros claros. Lamentablemente, el alcalde Carlos Mario Marín, que tantas expectativas generaba al principio de su mandato, hasta ahora no ha aplicado estrategias y políticas de impacto a corto plazo que generen esperanza de recuperación para una ciudad que hoy está sumida en una crisis sin precedentes.
A finales de agosto del 2020, el alcalde Marín expuso ante los medios de comunicación su estrategia de reactivación económica a través de una inversión cercana a los 642 mil millones de pesos que se verían reflejados en obras públicas como el Sistema Integrado de Transporte, que incluye la tercera línea del Cable Aéreo que conectaría los sectores del Terminal y El Cable, y la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), todas lejanas aún de iniciarse por falta de recursos, planificación y claridad por parte de la Alcaldía.
Aunque la Administración Municipal ha salido eventualmente a hablar de estos proyectos como si estuvieran próximos a cumplirse, la realidad es que falta mucho todavía para que los manizaleños vean materializadas las promesas que anunció el alcalde Marín hace más de 1 año.
Hoy Manizales atraviesa por la peor crisis en el tema de salud con gravísimas implicaciones económicas, sociales y de índole administrativo, incluso muchos hablan de revocatoria. ¿Creen que una revocatoria del alcalde Carlos Mario Marín solucionaría los problemas de nuestra capital? Yo no lo creo, pero sí es momento de que demuestre su liderazgo, que sus aliados asuman la responsabilidad política sin hipocresía y que tome el timón de un barco que hoy no tiene rumbo.
Manizales tiene ahora una de las tasas de desempleo más altas de su historia con 19,4, el desempleo juvenil está cercano al 30 % y la brecha de género sigue creciendo. Los empresarios y emprendedores manizaleños se han sostenido más por amor a sus negocios que por un apoyo efectivo y estratégico por parte del gobierno municipal, en especial, el sector de hoteles, discotecas, bares, turismo y entretenimiento.
Un capítulo aparte merece “Manizales, ciudad universitaria”, un eje clave para la economía de la ciudad, puesto que la pandemia obligó a miles de estudiantes de instituciones de educación superior de la ciudad a migrar nuevamente a sus municipios, lo cual impactó de manera negativa a cientos de familias y negocios que vivían de la dinámica universitaria a través de arriendos, implementos académicos, fotocopias, entre otros. Según cifras de Manizales Cómo Vamos, presentadas en El Tiempo, de cada 10 universitarios cinco eran de otras ciudades. Hoy todos se preguntan: ¿Qué apoyos ha brindado la Alcaldía para los hogares que viven de nuestra ciudad universitaria y cuáles han sido los resultados?
Los manizaleños son fuertes y resilientes; sin duda podemos unir esfuerzos, aportar, hacer más control y vigilancia de los recursos públicos y avanzar. Gran parte de la solución está en manos de la Alcaldía, comprometiéndose con la la reactivación económica, un plan de seguridad ciudadana, la estabilidad institucional y la salud pública. Es necesario y crucial que el alcalde Carlos Mario Marín deje de navegar a la deriva y asuma su rol de dirigir, planear y ejecutar. De seguir así nos deparará un naufragio letal.
Nota: Gran expectativa se tiene ante el inicio de la vacunación en el país. En los territorios será clave la gestión y administración de los alcaldes y gobernadores para su correcta aplicación a toda la población, principalmente a los adultos mayores y al personal de la salud, quienes han sufrido las más graves consecuencias de la pandemia covid-19. Ojalá desde ya la Alcaldía de Manizales establezca una adecuada planeación para la implementación de la vacuna y no pierda el rumbo como ya ha sucedido con los demás proyectos importantes de la ciudad.