Por: Carlos Ossa

La situación a causa del covid- 19 está cada día peor, los alcaldes adoran los toques de queda y las cuarentenas. Quienes no necesitan salir, ya que ganan su dinero desde casa, vociferan sin temor a equivocarse que se necesita más encierro; quienes amenazaban con batallas campales y que solo se podrían abrir los aeropuertos “sobre su cadáver” los usaron para irse de vacaciones al exterior mostrando que el cuidado extremo no es más que un show.

Cada día que pasa los colombianos tenemos que soportar de iluminados epidemiólogos de Facebook, que dicen que es lo que toca hacer y envían ordenes por redes sociales a los gobernantes (muy a pesar que negaran la importancia del virus recién salió la noticia), no importa si el gobernante acata las medidas, la gente nunca está contenta.

A todo el mencionado se suma el peor escenario posible, medios de comunicación soltando deliberadamente fake news, bien sean para vender más o para generar una esfera mucho más pesimista. La muerte del exministro de defensa, Carlos Holmes Trujillo, (a quien conocí personalmente y lamento su partida), debió hacernos considerar más el tema del autocuidado o crear un debate sobre la gestión del gobierno en las vacunas, pero todo se redujo a la mala conjugación de un verbo.

El anterior relato de hechos tiene como fin demostrar y hacer una apreciación del por qué estamos como estamos, ¿y si el problema somos nosotros? Veo con impresión que no deriva sobre el problema sino sobre quién lo cometió, solo de ahí depende la visceralidad de las críticas.

No considero apropiado que, en medio de tantos problemas, en vez de estudiar sobre las cláusulas de confidencialidad en los contratos estatales, la termo-conservación de las vacunas como impedimento para su transporte y su comparación con otras, documentos científicos que ayuden a entender los problemas contemporáneos ante la academia, pero no, todo queda en una mala conjugación de un verbo y fake news.

Me pregunto, ¿cómo es posible exigir lo mejor de nuestros gobernantes si se critica dependiendo el caso y es más importante burlarse de algo que ver con el fondo de los asuntos? Puedo apostar, además, que a quienes les “cae el guante” no pueden hacer algo diferente a justificarse, pero enserio: ¿Cuál es la propuesta real? No existe una acción u omisión del presidente que no sea criticado de forma visceral por parte de sus contradictores.

No emitiré opinión sobre la gestión del presidente Duque y aunque esta pueda ser todo lo criticable que se desee, no veo propuestas serias de sus opositores, evidencio la banalidad en la que caen aquellos que dicen que se debe cambiar el gobierno.

Si no se critica a uno mismo, si no podemos tener una opinión medianamente objetiva con nosotros mismos, ¿con qué bases se critica a un gobierno? Y más aún, ¿cómo los tomaremos en serio?

@Carlossa_B