En el año 2017 publiqué en Barcelona el libro El Dorado Sí Existe producto de una investigación periodística que realicé durante cerca de 10 años entorno a la grave afectación que tiene la incineración de residuos tóxicos en las cementeras del país.
En enero del año 2016, campesinos, obreros, ciudadanos y la comunidad en general se movilizó en el valle de Sogamoso convocados por el movimiento social Vive la Gente, reclamando a las cementeras de la región no quemar residuos tóxicos por los altos índices de cáncer que se estaban registrando en municipios como Nobsa, Sogamoso, Duitama, Paipa, Tibasosa, Monguí, Corrales y Santa Rosa de Viterbo.
Después de la movilización social, fuimos invitados con todos los gastos pagos por parte de la Cámara de Comercio colombo suizo para realizar una visita técnica en la planta de cementos de Seneffe Bélgica y reunirnos en este lugar con el presidente de la Multinacional de la Cementera Lafarge Holcim para América Latina.
Wilmer Leal, quien actualmente es Representante a la Cámara, viajó con nosotros en representación del gobernador del momento, Carlos Amaya. El delegado nunca solicitó a la cementera que no incineraran más residuos tóxicos, por el contrario, manifestó su preocupación por el desempleo en Boyacá, cosa que también es preocupante, invitando a la empresa a ampliar su planta de producción en Nobsa.
Cuando existe una disputa entre los intereses económicos y los derechos humanos, usualmente, el poder político se inclina hacia el primer punto, ese fenómeno ha costado la vida de ambientalistas y líderes sociales en el país en medio de la impunidad.
Carlos Amaya, quien ahora aspira a la presidencia, emitió desde la Gobernación unos estudios previos para investigar la cementera Lafarge Holcim y ver qué impacto tenía la quema de residuos tóxicos en la salud pública del valle de Sogamoso.
La universidad Nacional se presentó a esta convocatoria, el científico y Nobel Alternativo Raúl Montenegro también, Corpoboyacá y un instituto investigativo de Noruega. Todos coincidían en que el valor de dicha investigación se acercaba a los mil millones de pesos. Sin embargo, varias universidades europeas ya habían realizado el estudio en otras cementeras que realizaban estas mismas prácticas con resultados preocupantes.
Al final del día, entre la Gobernación, Corpoboyaca y la multinacional, dividieron a los líderes de la comunidad que se habían movilizado, negociaron algunos, ofrecieron contratos a otros y persuadieron completamente la investigación.
Cuando le pregunté a Corpoboyaca al respecto, salió a la defensa de Lafarge Holcim, defendiendo las buenas prácticas de la incineración de residuos peligrosos, que son residuos químicos del agro, residuos hospitalarios y farmacéuticos, este es el único país donde la autoridad ambiental defiende las prácticas nocivas que atentan contra la vida.
Estos residuos tóxicos reemplazan el carbón, son combustibles para hacer cemento. Razón por la cual este sector productivo de Boyacá se encuentra en crisis. La gestión de los residuos urbanos e industriales se está convirtiendo en un problema a escala mundial, que aumenta con el tiempo. La situación en la Unión Europea es crítica, mientras que la cantidad de residuos que se genera no deja de crecer, la legislación actual impone restricciones cada vez mayores a la cantidad de residuos que se pueden depositar en los rellenos sanitarios.
Al mismo tiempo, en los últimos años se han cerrado muchas incineradoras que no cumplían la normativa sobre emisiones atmosféricas; y en un futuro todas las plantas de cemento tendrán que cumplir las normas estándar que se han fijado recientemente en el borrador de la nueva Directiva Europea. Las plantas incineradoras no deben tener población en 50 kilómetros a la redonda.
Según la universidad Exeter del Reino Unido, la quema de residuos tóxicos por parte de cementeras genera cáncer 70 kilómetros a la redonda. La cementera Lafarge Holcim se encuentra ubicada en el corazón de 10 municipios del valle de Sogamoso, los cuales están sobre el perímetro que indica la universidad inglesa.
Antes de terminar su mandato, Juan Manuel Santos condecoró a la empresa cementera por la práctica de incineración de residuos tóxicos en Nobsa. Finalmente, quiero hacer una reflexión desde esta columna; las mentiras de los gobernantes no pueden estar por encima de la vida y la salud pública, los derechos fundamentales deben ser respetados por la industria extractiva, porque antes de la economía está la vida y no es posible que por ser un país del tercer mundo se generen estos abusos sin que nadie pueda decir o hacer nada y, por el contrario, se premien a quienes los hacen con una medalla del presidente.
Hoy los habitantes de Sogamoso, Duitama, Paipa y municipios aledaños siguen muriendo de cáncer ante un Estado ausente. De otra parte, Corpoboyaca sigue defendiendo los intereses de la cementera aun cuando en España, Bélgica, Inglaterra y Estados Unidos ya se han tomado cartas en el asunto frente a esta práctica nociva y fatal.