Como está sucediendo en el mundo, las dinámicas geopolíticas y económicas tendrán el adjetivo de regionalismo; particularmente las cadenas de producción y lo flujos de inversión atraviesan un proceso de transformación debido a la pandemia. Los acontecimientos políticos y ambientales en función del liderazgo mundial ponen en la agenda temas como el cambio climático y los beneficios sociales del capitalismo y la democracia con más fuerza. En efecto, los temas económicos, sociales y ambientales deberán ser considerados desde las regiones en post pandemia.
En Colombia la dinámica no es ajena dada su naturaleza enfocada a las regiones, y aunque se han hechos avances en función de incentivar la descentralización, los proyectos de impacto regional, el gasto social, las funcionalidades del territorio, los esfuerzos deben fortalecerse. Primero, las cadenas de producción y consumo, así como las inversiones en la urbanidad, requieren revisarse. Segundo, el aumento de la pobreza y la exclusión que incentivan el malestar social se está agudizando; tercero, el gasto público no está teniendo el impacto deseado; y cuarto, el medio ambiente es un tema que por fin saldrá del anonimato.
Para la entrada al presente se quiso realizar una análisis cuantitativo y cualitativo sobre el diagnostico de las regiones de Colombia en los temas previamente mencionados, el objetivo era encontrar relaciones entre estos para tenerlos en cuenta en la post pandemia. En consecuencia, se hizo un indicador inductivo que permitiera dar noción al respecto. Tal y como se evidencia en el mapa se agrupó el número de municipios con predominancia urbana según tipología de la OCDE, los indicadores de pobreza multidimensional, el porcentaje del gasto público (PGN+SGP+SGR) en el PIB, y la percepción de los problemas ambientales por departamentos del Dane.
Aunque los datos utilizados son de 2018 y 2019, ya se evidencia que los problemas a los cuales se deberá invertir post pandemia son estructurales, y que peor aún se profundizaron a pesar de esta. El primer hallazgo es la urgente necesidad de actualizar los datos para mejores decisiones, particularmente aquellos que tienen relación con ambiente y desarrollo sostenible. En relación con el indicador propuesto, el componente de predominancia urbana se le dio una ponderación positiva, dado que en la urbanidad es donde existen mayores dinámicas de comercio y mercados más eficientes. El componente de pobreza se le dio una ponderación negativa dado que, a mayor número de necesidades básicas insatisfechas, mayor malestar social.
Los otros dos componentes también tuvieron una ponderación negativa. En el componente del porcentaje del gasto público en el PIB se evidenció casos preocupantes como en el de Guainía y Vaupés, en donde el gasto público es casi el único impulsor del PIB, 104 % y 87 % respectivamente. Es decir que no existen mercados privados fortalecidos. Respecto a la percepción de existencia de problemas ambientales, los casos más críticos son Bogotá, San Andrés y Magdalena, en donde el 57 %, el 52 %, y el 40 % de los hogares respectivamente indican preocupación por el ambiente. Esto sin tener el efecto de Iota en San Andrés.
El balance de estas estadísticas demuestra que solo 3 departamentos más Bogotá están en terreno positivo, es decir que solo Atlántico, Bogotá, Quindío y Risaralda tienen armonía positiva entre los niveles de pobreza, el porcentaje de gasto público respecto el PIB, predominancia urbana, y la percepción del medio ambiente. En Bogotá se tienen niveles de pobreza menor a la media, mayor impacto del gasto público por su predominancia urbana que le deja el 93 % de su economía al mercado, pero tiene grandes preocupaciones en percepción de existencia de problemas ambientales.
En este análisis los departamentos de Quindío y Risaralda son los que mejor armonizan los temas del territorio, predominancia urbana que genera mercados y comercio, baja relación del gasto público respecto al PIB, y menores percepciones respecto a problemas de medio ambiente. El resto de los departamentos tienen una relación armónica negativa, resaltando la difícil situación de Chocó, Vaupés, Vichada y Guainía, que, aunque tienen niveles de percepción de problemas ambientales bajos, los niveles de pobreza y relación del gasto público con el PIB son preocupantes, mucha pobreza, poca productividad privada, gran dependencia del sector público. Además, no tienen gran porcentaje de municipios urbanos.
Por último, existen casos interesantes como el de Cundinamarca, que tiene bajo indicador de pobreza y baja relación entre el gasto público con el PIB respecto la media, sin embargo, solo el 1 1% de sus municipios tiene predominancia urbana y una percepción ambiental por arriba de la media nacional, en otras palabras, que, si se aumenta la urbanidad en el departamento y se mejora el componente ambiental, este sería una gran potencia. Caso similar sucede con Santander y Valle del Cauca. En conclusión, estos fueron algunos datos para dar evidencia sobre algunos temas que deberán profundizarse en función de la post pandemia para mejorar las regiones del país.
@Cardenas_iv