A algunos se nos acusa de darle más importancia a las cosas materiales que a las vidas, que somos indolentes y no tenemos empatía por no apoyar un paro indefinido que pretende transformar el país, pero es necesario hablar de las afectaciones que está trayendo y, aunque entiendo que para muchos el cambio no se va a lograr sin las vías de hecho, estas acciones más que al gobierno afectan a todos los colombianos o ¿no ha visto cómo ya aumentan los precios del mercado?
A tan solo 20 días de paro indefinido ya hay varias adversidades de gran magnitud en el país. Bogotá podría quedarse sin agua potable, tal como lo anunció el Acueducto el pasado jueves 13 de mayo, debido a las dificultades para transportar los insumos de tratamiento de agua, afectando así a casi 10 millones de personas a las que se les presta el servicio.
Actualmente hay más de 500.000 personas sin transporte para ir a trabajar o regresar a casa, como lo afirmó el gerente de TransMilenio. Muchos viven en Bosa, Usme o Soacha, como Caroline, quien para desplazarse desde el norte hasta su hogar en Tunjuelito, después de una larga jornada, debió caminar tres horas para llegar a su casa, incluso bajo la lluvia, en altas horas de la noche. No apoyo que el país siga en paro, porque siento empatía por personas como ella, que ante la falta de TransMilenio no pueden pagar un carro porque se les descuadra el sueldo.
Y cómo no pensar en los miles de campesinos y agricultores que no han podido comerciar sus productos. Por ejemplo, 4 millones de litros de leche sin recoger en dos semanas ya han generado pérdidas de alrededor de 121 mil millones de pesos, como lo manifestó Juan Gonzalo Botero, viceministro de Agricultura. Mucha leche se estaba dañando y gracias a iniciativas como ‘donatones’ desde varias ciudades del país alguna se pudo utilizar en fundaciones, pero eso no soluciona el problema de base ni es sostenible a largo plazo.
El Ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, en una entrevista para Semana dijo que hasta el 12 de mayo se había dejado de movilizar 700.000 toneladas de alimentos. Con solo una semana de bloqueos los precios habían aumentado en promedio un 20 %. Hoy, tal vez sea más. La papa, aunque no está desabastecida, subió de costo. Don Jesús vende corrientazos y le ha tocado pagar en esta tercera semana de paro $130.000 por un bulto que costaba $40.000.
Aunque haya quienes satanizan a las empresas, muchas de estas son las que generan empleo y han dejado de funcionar porque no pueden recibir insumos o distribuir productos que están retenidos en los puertos, parando así otras actividades de la cadena productiva. Según la Cámara de Comercio de Buenaventura, el puerto tiene casi 454.068 toneladas de carga represadas. Pensemos en una ferretería de pueblo, de la que dependen varias obras, sin insumos, porque no han podido llegar desde los puertos o puntos de fabricación.
¿Los promotores del paro pensarán en los cientos de pacientes afectados? Tan solo en Bogotá, por las marchas, los médicos y terapeutas que prestan sus servicios domiciliarios han tenido que aplazar o cancelar por la dificultad para desplazarse. Y qué decir de las demoras que puede haber para llegar a una cita médica o a un centro hospitalario, sin sumar que, con una positividad de 21,85 %, el número de casos activos de covid se ubicó este miércoles en 106.631 acorde al Ministerio de Salud. Para muchos manifestantes, en su mayoría jóvenes, la preocupación ante el casi 100 % ocupación de UCI ha quedado relegada.
Pese a creer que por apoyar el paro estamos del lado correcto de la historia, es fundamental, a estas alturas, en las que van casi tres semanas y muchos daños irreversibles, sopesar si es más lo que ha afectado que lo que ha logrado. Es egoísta apoyar un paro indefinido sin siquiera salir, desde la comodidad de casa, con un salario fijo o estar en las calles, pero con padres que te mantienen, sabiendo que si dejan de trabajar no habría provisión, olvidando que hay perjudicados miles de ciudadanos que deben seguir con su vida y sus labores para subsistir.
Superponer el derecho a la protesta sobre otros derechos tampoco es empático cuando se han afectado los derechos a la movilidad, la libre empresa, el trabajo, la salud, la educación, el alimento, el mínimo vital de millones de ciudadanos. No ignoremos que la lucha por el país que soñamos se está convirtiendo en la causa de la pesadilla que está acabando con el bienestar de muchos otros que están quebrando, perdiendo su empleo o afectando su movilidad.
Redes sociales: @tajacu7