Por: Daniel Mejía Lozano 

Son infinitas las necesidades de Colombia, lo comprendo. Sin embargo, no me identifico con quienes se proclaman defensores de todas las causas nacionales, tampoco comparto la actitud del Gobierno la cual hace evidente un ausente liderazgo político para enfrentar la crisis.

Ni la izquierda radical, ni la ultra derecha; todos los extremos son malos, al final del día las dos corrientes se alimentan de populismo. Después del paro agrario del año 2013 el panorama fue desolador, también sus resultados. Manifestantes perdieron la vida, la canasta familiar se puso por el techo, los campesinos emocionados bloquearon vías, el vandalismo afloró y el Gobierno de Santos no cumplió.

Conocer la historia es fundamental para no repetir los errores, el estallido social del 2021 coincide con el paro agrario del 2013 en muchos aspectos, los líderes de las movilizaciones son los mismos en algunas regiones como Boyacá, el pliego de peticiones no es claro para la opinión pública, y los bloqueos, vandalismo y violación de derechos humanos son el pan de cada día.

De otra parte, el gobierno de Iván Duque ha tenido un liderazgo ausente, su comunicación es confusa, no parece escuchar el sentir de los ciudadanos y el autoritarismo ha entrado en un conflicto permanente con la sociedad civil, la Policía ha tenido que responder con la fuerza por las salidas en falso del Presidente y su gabinete y el vandalismo ha aprovechado la coyuntura para destruir lo construido.

Es por lo anterior que me declaro políticamente incorrecto. Definitivamente, no encajo en ninguno de los dos extremos, la crisis institucional por la pérdida de confianza y la instrumentalización de la protesta social para desestabilizar el orden público me ubican en una posición incorrecta, elijo una vida digna y real.

Salir de la lógica de los extremos es un reto para cualquier colombiano. Sin embargo, veo una generación de jóvenes líderes que podrían ser la alternativa por su nivel educativo y su acceso a las nuevas tecnologías. La generación covid tiene un pensamiento crítico con una mirada diferente, lejos de la politiquería y el populismo, que no construyen democracia.

La pandemia sacó todos los trapitos al sol, ha cobrado vidas, miles de familias están en duelo, ha incrementado la pobreza extrema, se hace evidente la crisis institucional que viene de muchos gobiernos atrás, debilitó la política exterior de Colombia, nos devolvió el valor de la familia, nos demostró la riqueza de lo esencial y el oxígeno que era invisible se convirtió en la única esperanza de vida. No es momento de violentar nuestro patrimonio, acabar con la historia y mucho menos de hacer de la política un negocio, es momento de ser edificadores de país, dar lo mejor de cada uno de nosotros y con la inmunidad de rebaño sanar las heridas de una nación herida.

Finalmente, es importante que el Gobierno Nacional permita la entrada de la CIDH para que evalúe las denuncias de violación a los derechos humanos, no existe ninguna justificación para no hacerlo, la negativa del gobierno solamente empodera el vandalismo.

@Daniel_MLozano