La ciudadanía se cansó de los malos gobiernos, de los mismos y las mismas, y se ha tomado una conciencia de la política en donde se ve que el camino para cambiar las precarias situaciones que viven los campesinos, comerciantes, gente del común en situación de desempleo y gente en general, es cambiar los políticos tradicionales.
Sin embargo, no es una lucha fácil, pues los politiqueros no están dispuestos a perder el poder así como así. Por eso se valen de ofrecimientos burocráticos para sus amigos, que buscan votos a candidatos que no conocen y que llevan amarrados en el poder largo tiempo, votando reformas tributarias, aprobando la explotación petrolera, entre otras normatividades que afectan a los colombianos.
Pero como dice el dicho, no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Los electores han comenzado a analizar la política, quizá por la facilidad de las redes sociales o simplemente porque están cansados de la mala situación que se vive, de las mentiras, y engaños que se hacen en las campañas políticas por los politiqueros tradicionales y sus amigos.
Otra de las prácticas que utiliza la politiquería para frenar nuevos liderazgos es enviar personas como, por ejemplo: concejales tradicionales que no hacen su trabajo en pro de sus pueblos, o contratistas de una administración, a denigrar o comentar cosas negativas que no van a lugar. Esto con el fin de proteger sus intereses de poder, que han tenido durante años y que no quieren perder por nada del mundo.
Por otro lado, no todo es malo. Cada vez que pasan estas situaciones de sabotaje, el pueblo se empodera más, ya que no están dispuestos a que estos personajes se sigan lucrando de los dineros públicos en su propio beneficio descuidando el campo, los campesinos, las vías terciarias, el emprendimiento, el comercio, medio ambiente, turismo, y, sobre todo, la educación.
Adicionalmente, existen otros politiqueros que trabajan cada cuatro años para lograr sus objetivos, pero el resto de los años se olvidan de los territorios y el bienestar de su gente, dado que su único interés es luchar por el poder, pagando y comprando votos para personajes que los acomodan en importantes puestos, que utilizan en su propio beneficio y olvidan a la gente que los eligió.
Finalmente, se encuentran los ciudadanos cansados de las malas prácticas y, aunque no son políticos, han empezado a trabajar en pro de la gente que pide a gritos un cambio. Luchan en pro de las personas que requieren ayuda para salir adelante, seres humanos que expresan que nunca han sido escuchados, y campesinos cansados de no ser tenidos en cuenta. Es así que estos nuevos liderazgos han empezado a mostrarse en pro de sus territorios, sin ser elecciones, con la única convicción de buscar calidad de vida para su gente.
No obstante, Los políticos tradicionales se encargan de siempre buscar una estrategia para no perder el poder. Incluso, en ocasiones utilizan caras nuevas o personas frescas que se muestran distintas. Sin embargo, atrás de estas caras agradables se encuentran los mismos personajes que financian campañas porque se niegan a perder el protagonismo en los territorios.
Aunque la situación de Colombia no es fácil, la única fuerza de decisión es el pueblo y no las maquinarias políticas. Es por esto que van pasando los días y cada vez será más difícil que los politiqueros sean aceptados en los territorios, porque ya no son los tiempos de antes.