Por: Juan Carlos Valencia

Según el DANE, en Colombia 1.200.000 hogares se acuestan con dos comidas al día, de los 8.500.000 hogares que hay en Colombia; pero algo trágico es que 350.000 solo consumen una comida al día. 

Ello nos debe preocupar porque una verdadera paz se conseguirá cuando la pobreza extrema sea erradicada de nuestro territorio.

No hablo de terminar con la pobreza porque sería una utopía, pobres son los hogares que viven con un salario mensual, 4 personas que con unos pocos recursos pagan arriendo, educación, mercan, sobreviven. Pobreza extrema son las familias que viven con 300, 200 incluso con 100 mil mensuales, quienes están condenados a vivir en inquilinatos, a enviar a trabajar a sus hijos menores de edad en la informalidad y con ello, sin educación, los condenan a una vida cíclica similar.

Para estos últimos, el gobierno ha ideado unos subsidios que en principio son de apoyo, pero que a veces uno siente que los condena al atraso, a seguir en la pobreza, porque el mismo sistema castiga el avance al amenazarlos con quitarles la ayuda si muestran un sensible avance. Esto en no pocas ocasiones amarra al beneficiario a mantener su condición de pobreza y no aceptan un empleo formal para no perder las limosnas del gobierno lisonjero.

Deberían cambiar el sistema de asignación del subsidio, beneficiando a los más pobres pero estimulando su deseo de superar la condición de postración.

Dentro de los subsidios aparece un término de seguridad alimentaria que en no pocas ocasiones está unido a dar mercados o semillas de pan coger; ambos se terminan en poco tiempo. El típico ejemplo al campo es dar unos cuantos pollitos y cuido para su mantenimiento, la mayoría se mueren, otros se los comen y uno que otro se vende, no hay continuidad y con ello no hay seguridad alimenticia.

Para mí, seguridad alimentaria es un proyecto productivo, una actividad económica perdurable en el tiempo, una planta procesadora de plátano, un trapiche panelero, el apoyo real a una microempresa. El empleo formal y efectivo garantiza la seguridad alimentaria de quién lo ejerce, con empleo la gente merca, se viste, se recrea, tiene calidad de vida.

Por ello, debemos promover gobiernos dónde los subsidios sean estímulos para superar la pobreza, dónde la educación sea el camino para romper cadenas y dónde los que generan empleo tengan apoyo real, solo con aumentar la producción habrá crecimiento, con educación y empleo de calidad.

Twitter: @jvalenciamontoy