Por: Mr. Trouper (Sebastián Díaz López)
Colombia ha tenido elecciones difíciles, pero me atrevo a decir que ninguna como la que está a punto de empezar. Si desde mediados del año pasado ya veíamos a los precandidatos darse duro, lo que se viene en términos electorales será denso.
Mi propósito no es ser alarmista. De hecho, no es lo que me preocupa; todo lo contrario, me gusta lo que está sucediendo en el país porque todos los precandidatos y candidatos saben que nunca antes Colombia estuvo tan cerca de vivir un verdadero cambio político como hoy.
Empezó desde las elecciones regionales del 2019, cuando en grandes ciudades como Bogotá y Medellín perdieron poder las casas regionales que durante décadas han gobernado.
Ahora el cambio se viene para la Presidencia. Todos los candidatos son conscientes de eso y de ahí su preocupación. Por eso atacan a Gustavo Petro, que lidera las encuestas por un amplio margen. No paran de atacarlo, criticarlo y cuestionarlo (aun sin él estar presente en los debates) porque es el caballo a derrotar.
Eso en marketing político se explica que el que más duro grite y critique se hace ver. Muchos políticos se han hecho de esa forma: unos estructurados, como Jorge Robledo, otros buscan más el titular noticioso como Claudia López y Paloma Valencia, hasta los sin escrúpulos que viven de la mentira como María Fernanda Cabal. Esa es la esencia de la política y eso es lo que vamos a ver en unas semanas hasta el final de la campaña a mediados de año.
El tema ahora está que el ciudadano de a pie, quien cada vez mastica más despacio y está mamado de los mismos que durante décadas han hablado de modelos «castrochavistas» que van a hundir al país, pero Colombia está cada día peor, con una de las monedas más devaluadas del 2021 frente al dólar.
Por eso, todos esos gritos de los políticos que no están de acuerdo con el cambio terminan beneficiando al candidato que atacan. En otras palabras, le están haciendo la tarea.
Además, en realidad hay cosas que sí han cambiado: Uribe no tiene el mismo capital político de antes, y muchos de sus alfiles políticos que antes lo defendían, ahora muestran señales de rebelión; los partidos tradicionales cada vez están más desacreditados, lo que le ha dado paso a otras alternativas políticas; el tema ya no es el acuerdo de paz -¡por fin!-. Y finalmente, otro gran cambio es que la gente no olvida tan fácil escándalos de corrupción.
Lo que sí no cambia es la izquierda terca, egocéntrica y dividida. Si en realidad quieren un cambio, van a tener que hacer lo que hizo la derecha hace cuatro años, que -a pesar de sus odios- entre todos se unieron y hoy siguen disfrutando del pastel burocrático mientras el país sigue con una tasa de desempleo de casi 11% para noviembre y el 30% de la población está sumergida en la pobreza, de acuerdo con el Banco Mundial.
¡Menos mal el castrochavismo no ha gobernado!
En vinilo: para esta columna les dejo Don´t you want me, el mayor éxito de The Human League, el trío británico pionero en el uso de sintetizadores en lo que se denominó la Segunda Invasión Británica en Estados Unidos. Es un clásico infaltable de los 80s y una pieza maestra del género synthpop. La traigo para esta columna porque el dj y productor alemán Purple Disco Machine la remezcló perfectamente publicándola hace unas semanas. Tiene sonidos nuevos propios de su estilo y dejó la esencia de la canción, con sus coros y buena parte de la letra. Les comparto ambas versiones.
https://www.youtube.com/watch?v=uPudE8nDog0&ab_channel=TheHumanLeagueVEVO