Es importante que los colombianos tengan en cuenta al momento de votar, tanto en la consulta a la Presidencia, como en la elección del nuevo Congreso de la República y en las presidenciales, que una de las grandes apuestas programáticas de los candidatos debe ser la implementación de cada uno de los mecanismos dispuestos dentro del Acuerdo de Paz, acuerdo que ha sido manoseado y pisoteado por el gobierno de turno, desconociendo descaradamente la importancia de su implementación.
El próximo Gobierno Nacional y los congresistas, o gran parte de ellos, deben apostarle a una política de paz que ataque de fondo las olas de violencia que viven día a día los habitantes de regiones como el Cauca, Antioquia, Choco, y la Costa Atlántica, entre otros.
Siendo estas regiones las más afectadas por asesinatos generales, y selectivos de líderes y defensores de Derechos Humanos, presencia de grupos armados ilegales (Bacrim – Paramilitares), conflictos por tenencia de tierras, cultivos de uso ilícito, narcotráfico y presencia de grupos políticos hegemónicos, entre otros.
Los ciudadanos no podemos desconocer la importancia de la implementación del acuerdo, más allá de la apreciación que tengamos del gobierno Santos, quien fue su precursor.
En este momento político del país, lo realmente significativo es que nosotros como constituyente primario, tenemos en nuestras manos la gran e importante tarea de elegir el próximo presidente y legisladores, quienes terminarán por hundir un país que pide a gritos cambios de fondo o, que si elegimos bien, pueden emprender un largo camino por encontrar la paz y la transformación positiva de Colombia.
Un país en el que se le paga fácilmente a un sicario para asesinar a quien con liderazgo, esfuerzo y sin recursos defiende aquellos derechos que los Gobiernos de turno no han podido proteger. Un país en el que la presencia institucional en los territorios es ineficiente e ineficaz, o cuando la hay, es corrupta y clientelar. Un país en el que poseer tierra se cobra con la vida, en el que se recurre a tener cultivos de uso ilícito porque es más rentable que cultivar alimentos para sus habitantes, un país en el que pensar distinto y defender unos ideales te convierte en un enemigo de la democracia.
Por estas y mil razones más, es importante votar por aquellos que defiendan la verdadera democracia, que busquen la paz como bandera de transformación y que, por sobre todas las cosas, amen y coloquen el interés colectivo por encima de los intereses particulares.
¡Queridos lectores! La tarea que le pedimos a los próximos gobernantes no es tan difícil. Simplemente, basta con cumplir con la carta magna. Nuestra Constitución es la mejor hoja de navegación para llevar al país por los caminos de la justicia, la equidad y la paz.
Por supuesto, la tarea nuestra es elegir gobernantes capaces de ejecutar cada uno los mecanismos del Acuerdo de Paz, al que puede que le falten algunos elementos, pero que es el más completo y ataca de fondo cada uno de los problemas que han azotado al país durante décadas.
¡Ahí les dejo una de las claves para elegir bien! Una fundamental: ¡No se queden sin salir a votar!