Por: Marco Emilio Hincapié

Los latinoamericanos dieron su génesis al órgano legislativo, basados e inspirados en el constitucionalismo francés, norteamericano e inglés del siglo XVIII. 

Sin embargo, no se han  generado las grandes transformaciones que reclama la sociedad. Siendo así que, en temas  relacionados y enfocados hacia la participación democrática, sí se ha evidenciado un desarrollo evolutivo, como lo ha sido: el voto de las mujeres, el incremento de los  representantes en las cámaras, que los ciudadanos puedan votar sin atender a razones de  estrato o riquezas, la representación de las circunscripciones especiales de las minorías.  

Todos estos instantes históricos han ignorado un factor vital, que debería ser  el protagonista en todos los estamentos de la sociedad: el principio de transparencia en el actuar público y privado. 

Las duras críticas ciudadanas y de diferentes sectores de la sociedad hacia el legislativo, que desde las últimas décadas se ha visto envuelto en diferentes escándalos de tipo  nacional e internacional, que nacen en la gran degeneración de la sociedad, llamada corrupción, hasta la desidia de sus integrantes con sus sillas vacías en un órgano  que representa la democracia deliberativa; han sido factores que envuelven los  escándalos históricos de los padres de la patria.  

El congreso debe superar esa separación que vive con sus electores y con la realidad del  país y transformarse. 

Ya existe legislación desde el año 2014 que serviría como una gran  herramienta para mejorar la situación que se vive actualmente, la Ley 1712 de 2014, ¨Por  medio de la cual se crea la Ley de Transparencia y del Derecho de Acceso a la Información Pública Nacional y se dictan otras disposiciones¨.

El cumplimiento de esta norma y la influencia por las nuevas tecnologías, encaminados a espacios de difusión amigables de fácil acceso y cercanos con la comunidad, prefiriendo por qué los colombianos tengan a su disposición elementos de participación y deliberación que se enfoquen a cumplir con los principios constitucionales, rompería las barreras que se han impuesto para que los  ciudadanos puedan estar cercanos a las decisiones que se toman en el ¨ágora¨, donde  nace el principio de democracia participativa. 

Así las cosas, recuperar la legitimidad política del Congreso de la República no es tan solo estar  consagrado en una norma de rango constitucional, sino la real participación de todos los  sectores de la sociedad en la construcción de una razón pública y de una confianza  otorgada por el pueblo, que permita la creación de las agendas legislativas acordes a la  realidad social del país. 

“Una gran democracia debe progresar o pronto 

dejará de ser grande o democracia” 

Theodore Roosvelt

Twitter: @marcoemiliohr