El club del que soy hincha es el amor de mi vida, y el fútbol, una máxima para mí. Desde que tengo 5 años ver a mi equipo jugar es mi momento feliz de la semana, y no hay día en que no tenga ansias de que llegue el fin de semana para ver el partido.
Así como yo, somos muchos los amantes del fútbol los que nos emocionamos y sufrimos con nuestro equipo cada semestre. Y sabemos que aunque pierdan o jueguen mal, los vamos a seguir queriendo. Porque nuestro amor es incondicional.
Sin lugar a dudas, los hinchas hacemos a los equipos. En el ámbito deportivo, la energía y emoción que le contagia a los jugadores una tribuna que alienta los 90 ́ minutos es incomparable. En el ámbito económico, el fútbol se ha querido vender como un acto de “entretenimiento” y a los equipos como empresas. Los hinchas somos los “fieles consumidores o clientes”, y bajo esta lógica ¿qué haría una empresa sin clientes?
Como clientes de un equipo, al pagar por un servicio (boletería, abonos y camisetas) debemos poder exigir calidad. Sumado a eso, en el factor emocional, como nuestros equipos son los amores de nuestras vidas, siempre querremos que las directrices sean las correctas y por eso es inevitable que existan procesos deportivos sin críticas constructivas a los cuerpos técnicos.
Actualmente, mi equipo está sufriendo una crisis terrible en su relación con la hinchada, y tanto directivos como barristas (y el alcalde) están actuando únicamente bajo sus intereses personales, olvidándose de que, así como yo y como muchos, hay hinchas que verdaderamente pensamos en el equipo desde el amor y no desde el poder.
En Atlético Nacional el descontento de la hinchada con el club viene desde 2017, año en el que llegó Carolina Ardila al equipo, y mismo año en el que no renovaron al técnico Reinaldo Rueda. Una seguidilla de malas decisiones que nos ha dejado 7 técnicos en los últimos 7 años, y únicamente dos títulos. Los únicos dos técnicos que lograron los títulos, Alejandro Restrepo y Hernán Darío Herrera, al igual que Reinaldo Rueda, salieron por la puerta de atrás.
La salida de Giovani Moreno, el elevado precio de los abonos y de las camisetas, el haber traído a Benjamín Romero a manejar, entre otras cosas, la relación entre la hinchada y el club (siendo hincha de Millonarios), el traer nuevamente a Pablo Autuori a dirigir al equipo (aunque su paso fue ́sin pena ni gloria ́), el negarse a recibir críticas de la barra Los del Sur y de la hinchada, son solo algunas de las malas decisiones de las directivas.
Son decisiones que se han tomado sin tener en cuenta a los “clientes fieles”, a los hinchas, y decisiones que han censurado el descontento y la crítica que se le hace al actual técnico. Carolina Ardila, Benjamín Romero y Mauricio Navarro (presidente ejecutivo de Nacional) no permiten la crítica de la hinchada al club. ¿En qué momento convirtieron a Atlético Nacional en un equipo autoritario donde la crítica no es recibida?
Es sorprendente que, tratándose de una empresa, las directivas tomen decisiones tan poco inteligentes como romper irreparablemente relaciones con sus clientes principales, ¿qué es del fútbol sin sus hinchas?, vender a jugadores ́promesa ́ pensando únicamente en el corto plazo y no en la rentabilidad que pueden significar en el futuro, y no apostarle a la inversión de capital en proyectos ambiciosos, sino quedarse con proyectos conformistas.
A un equipo lo hacen sus hinchas. A una empresa la hacen sus clientes. Atlético Nacional es de la gente.
Por otro lado, son igual de irracionales las decisiones directivas que las actuaciones violentas de algunos miembros de la barra de Los del Sur. Durante años, la Alcaldía ha hecho mesas de diálogo y seguridad con las barras y los clubes para tener Fútbol en paz, y Medellín se ha caracterizado por ser una ciudad que promueve esta iniciativa. No podemos permitirnos tirar al abismo este trabajo. Lo que unos violentos vestidos con camiseta de un club hagan, no representa a la hinchada.
De igual forma, el sesgo del Alcalde Quintero Calle al ser hincha del equipo, es peligroso. Aunque entiendo que piensa lo que muchos como seguidores del club pensamos, su cargo de poder no debe ser utilizado para presionar a las directivas para que lleguen a una conciliación con la barra brava. Parece ser evidente que Quintero busca sacar un provecho electoral de esta tragedia deportiva.
Y pensando con el cerebro, y no solo con el corazón, entiendo que lo mejor que nos puede suceder a los hinchas de Nacional que estamos inconformes, y rechazando todo acto violento, es que sancionen al equipo por varias fechas sin entrada de público al estadio, y que así le deje de ingresar una buena parte del dinero al club. Que a Carolina, Navarro y Romero les duela lo único que les duele, el bolsillo. Que entiendan que Atlético Nacional no es nada sin sus hinchas.