No hay ninguna elección que me produzca más estrés e impaciencia que la de las votaciones a la Alcaldía de Bogotá. Es la ciudad que me vio nacer, la que vi transformarse en la época en que me tocaba colgarme de un bus cebollero para ir al colegio, esa misma que educó Antanas Mockus con su cultura ciudadana y que transformó Enrique Peñalosa en su primera alcaldía con un sistema masivo de transporte, red de bibliotecas, ciclovías, colegios en concesión, parques públicos, etc. Luego vinieron doce años de oscuridad con Lucho, Samuel y Petro; uno regalando mogollas, el otro robando los recursos del distrito y el último hablando muy bonito desde un balcón cada ocho días pero sin hacer nada y tomando malas decisiones para la capital, que volvió a retomar el rumbo con Peñalosa en medio de un ambiente hostil, de redes sociales, de «bodegas», de súbditos de izquierda agresivos a los que les dolió haber perdido el poder. Y hoy, en 2019, estamos a punto de volver a tomar una decisión crucial para saber si seguimos por el camino indicado o si volvemos al populismo barato que retrasa el desarrollo de la ciudad más importante de Colombia.
Normalmente siempre tengo claro mi voto meses antes del día crucial; de hecho, hasta hace 15 días era así. Pienso que, sin lugar a dudas, el mejor candidato es Miguel Uribe Turbay, quien a pesar de su juventud ha hecho toda la carrera siendo concejal (muy laureado en este cargo), presidente del Concejo y secretario de Gobierno de la actual administración. Eso le ha permitido tener un amplio conocimiento de Bogotá, que se refleja en los debates donde claramente «los muele» a todos. Pero resulta y pasa que hay una amenaza demasiado peligrosa que se llama Claudia López, una mujer populista e incoherente que un día dice una cosa y al otro día, sin ningún asomo de vergüenza, cambia de opinión demostrando un profundo desconocimiento de los problemas reales de la capital. ¿Qué podemos esperar de una persona que ni siquiera se sabe el himno de la ciudad en la que nació? ¿Qué nos espera de alguien que cree que el parque el Tunal hace parte de la localidad Ciudad Bolívar? Es una completa irresponsabilidad ilusionar a la gente al prometerle hacer tres líneas más de metro en cuatro años, cuando el 70% de el dinero de ese tipo de megaproyectos depende del Gobierno Nacional. Y así me podría quedar aquí, enumerando las múltiples incoherencias que desde hace tiempo ha venido demostrando la candidata del Partido Verde, apoyada ahora por el nefasto Polo Democrático, quien tanto daño le hizo a Bogotá.
Esa posibilidad de quedar en manos de alguien que vocifera, grita, acusa sin pruebas, y a la que se le quedó cortico el discurso de la lucha anticorrupción, me ha desvelado los últimos días. No quiero bajo, ningún punto de vista, que retrocedamos. No se gobierna una ciudad solo con esa bandera. Enrique Peñalosa, que aunque no comunica bien sus logros, es un excelente gerente que necesita entregarle la posta de la Alcaldía a alguien que sepa dar continuidad a temas tan sensibles como el Metro que ya se adjudicó. Por eso, ante las últimas tendencias, tengo que hacer un viraje haciendo uso del voto útil, pues siendo realista a Miguel no le va a alcanzar ya que Bogotá siempre ha sido mayoritariamente de centro, pero sobre todo de izquierda.
Con una gran encrucijada en el alma por mi ciudad, el próximo 27 de octubre le daré mi voto a Carlos Fernando Galán para evitar que al Palacio de Liévano llegue Claudia López. Muchos piensan lo mismo que yo pero irán a las urnas en silencio. Yo prefiero hacerlo público. Mucho más después de saber que a los votantes de Hollman Morris ya les dijeron, por debajo de cuerda, que migren masivamente a la campaña de la candidata del Partido Verde. Lo hago por el bien de mi ciudad, porque sigamos avanzando, por no irme de este mundo sin ver el Metro para mi amada capital y porque Bogotá siga por el camino correcto que tanto nos costó cambiar en 2015. Lamento si con esta decisión decepciono a muchos, me gustaría estar equivocado y sería fácil reconocer un «grato error» si Miguel lograra el milagro. ¡Me alegraría mucho!
PD: Solo vi llorar a mi padre dos veces cuando era pequeño; el día que mataron a Luis Carlos Galán y el día de la tragedia de Armero (pueblo donde nació mi progenitor). En esas imágenes dolorosas frente al televisor vi a Carlos Fernando en las exequias, muy pequeño al igual que yo. Espero que si llega a la Alcaldía de Bogotá lo haga bien; mi padre y yo depositamos toda la fe en él. Esperamos que honre la memoria de su padre realizando una excelente gestión en Bogotá.