Fútbol, fútbol, fútbol. En pocas semanas empieza la magia del fútbol, esa magia que nos embriaga a todos los colombianos desde los más apáticos al deporte hasta los más apasionados. Imposible abstraerse del evento más importante del planeta. Esa magia que nos hace soñar como si cada gol de Falcao o James aliviara la inequidad, la injusticia, la pobreza, el desempleo. Así que las elecciones presidenciales tendrán otro competidor.
La decisión será votar o ver fútbol. Pero más que abstención es fútbol.
Viviremos un mes de fútbol, de discusiones si fue o no penal, si se robaron un partido. La única corrupción que nos afectará será la de árbitro que anule un gol válido, o pite una falta injusta. El único presupuesto que analizaremos será el de la polla. Nada desplazará la repetición de un partido o la presentación de los goles de la jornada.
Sí, el fútbol será como una anestesia y así dopados con la emoción del mundial tendremos que elegir al próximo presidente. La segunda vuelta coincide con una fecha clave del mundial. Domingo 17 de junio, día de descanso para ver fútbol y disfrutarlo. La mayoría de los colombianos madrugarán para ver Costa Rica contra Serbia luego aplazarán sufragar hasta el final de Alemania contra México, partidazo. Apenas habrá tiempo para almorzar y bañarse porque luego vendrá Brasil contra Suiza. Imperdible. Así que el presidente lo elegirá una minoría que de fútbol poco.
No significa que no haya interés por la política ni por el futuro del país pero no podemos negar que se vive una apatía frente a la elección presidencial. La pregunta fatídica es: ¿Por quién votarás? La respuesta, patética: «No sé». Cada persona que uno encuentra tiene dudas, tiene preocupación porque en cada candidato ve amenazas. No se trata de izquierdas y derechas. Se trata de miedo. Miedo que las campañas nos han metido. Por donde se analice nos va a ir mal. Con cualquiera perderemos todos porque más allá de la argumentación, de la exposición de ideas y programas, del análisis de filosofías hoy leemos miedos. Que si vamos a regresar al conflicto armado, que si van a expropiar las casas de los ricos para dársela a los más pobres, que si se va a impulsar nuevamente un modelo de terratenientes en el campo, que nos llenaremos de impuestos hasta más no poder, que si llegaremos a un Venezuela 2. El miedo será el gran motivador que nos defina por quién votar.
Y por eso por encima del fútbol y de Brasil o Alemania, los colombianos tendremos que levantarnos y acudir masivamente a las urnas. Entre tiempo y tiempo, entre partido y partido, debemos votar porque lo que se juega el país supera el campeonato de fútbol. Elegir el próximo Presidente de la República no es un tema de partidos políticos, ni de candidatos de izquierda o derecha, ni de Santos o Uribe, se trata de la estabilidad y la viabilidad del país. Es innegable que hoy tenemos una Colombia diferente a la de hace 8 años. Nos guste o no el país hoy debemos entender que lo que se juega es cómo queremos construir los próximos 20 años. Al marcar la X al momento de votar debemos cerrar los ojos e imaginarnos cómo es el país en que queremos vivir, cómo nos imaginamos la Colombia que nos merecemos, cómo alcanzaremos una sociedad más justa, equitativa, no corrupta, que progresa con el esfuerzo colectivo; una sociedad en la que pagar impuestos sea un honor y un orgullo, en la que todos tengamos oportunidades, en la que el trabajo sea el único que provea los recursos para vivir, en la que todos los colombianos vivamos con dignidad. Un país que pueda sentarse frente al televisor a disfrutar un mundial de fútbol porque su conciencia está tranquila y todos trabajamos para el bienestar colectivo y todos defendemos ese bienestar colectivo por encima de intereses individuales… elegir presidente es pensar en ello y no en qué puedo obtener hoy… sino en el país que todos construiremos para el mañana.
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