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CAPITULO XCIII.
MONSEÑOR ENRIQUE SARMIENTO ANGULO nos invita a compartir REFLEXIONES en este COLECTIVO de personas ; al que le diò el tìtulo de DIALOGANTES…Aqui nos acerca su SELLO…en dias muy ESPECIALES ; como al fin y al cabo lo son todos ; pues está en nosotros el saber ELEGIR el camino correcto….
El bien comun
– La comunidad política nace para buscar el bien común, en el que encuentra:
su justificación plena
su sentido
y su legitimidad primigenia y propia 74 A
– El bien común abarca
el conjunto de las condiciones de la vida social
con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones
pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección 74 A
– La mejor manera de llegar a una política auténticamente humana es:
fomentar el sentido interior de la justicia, de la benevolencia y del servicio al bien común
y robustecer las convicciones fundamentales en lo que toca a:
la naturaleza verdadera de la comunidad política y al fin, recto ejercicio y límites de los poderes públicos. 73 E
La paz
– La promoción del bien común en la actividad política se logra con la promoción de la paz
– La universal familia humana:
no puede llevar a cabo la tarea de construir un mundo más humano, para todos los hombres sin que todos se conviertan con espíritu renovado a la verdad de la paz 77 A
– La paz en la tierra no se puede lograr si no se aseguran:
el bien de las personas
y la comunicación de los hombres, sobre sus riquezas intelectuales y espirituales 78 B
– Para edificar la paz se requiere ante todo:
que se desarraiguen las causas de discordia entre los hombres que son las que alimentan las guerras. 83
– Algunas causas provienen:
de las excesivas desigualdades económicas
y de la lentitud en la aplicación de las soluciones necesarias. 83
-Otras nacen:
del deseo de dominio y del desprecio por las personas
de la envidia, la desconfianza, la soberbia y las demás pasiones egoístas 83
– La paz:
no es la mera ausencia de la guerra
ni el solo equilibrio de las fuerzas adversarias
ni surge de una hegemonía despótica
sino que, con toda exactitud y propiedad, se llama obra de la justicia 78 A
– La paz es el fruto:
del orden plantado en la sociedad por el Creador
que los hombres, sedientos de una justicia más perfecta, deben llevar a cabo 78 A
– La paz es también fruto del amor, el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar 78 B
– Por la fragilidad de la voluntad humana la paz reclama:
de cada uno dominio de sí mismo
y vigilancia por parte de la autoridad legítima 78 A
– Para construir la paz es absolutamente necesario:
el propósito de respetar a los demás hombres y pueblos
y el apasionado ejercicio de la fraternidad 78 B
– El Concilio hace un ardiente llamado a los cristianos para que:
con el auxilio de Cristo, autor de la paz,
cooperen con todos los hombres
a cimentar la paz en la justicia y el amor
y a aportar los medios de la paz 77 B
– Los cristianos deben tener conciencia del papel que les corresponde:
en la comunidad política:
dar ejemplo de responsabilidad y consagración al bien común y mostrar con hechos cómo pueden armonizarse:
autoridad y libertad
iniciativa personal y solidaridad
unidad y diversidad
en la organización social:
reconocer la existencia de opiniones diversas pero legítimas y respetar a los que defienden lealmente su manera de ver
en los partidos políticos:
promover lo que a su juicio exige el bien común, sin anteponer sus intereses. 75E
A veces con cosas tan SIMPLES podemos lograr INSTANCIAS que hilvanadas correctamente nos darían una sumatoria de momentos que estarían cercanas a una FELICIDAD TOTAL…Aqui le adjuntamos una pequeña prueba de ello…
Recapacite y síganos aquí o en…
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Mons.ENRIQUE SARMIENTO ANGULO
ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.
FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGRE