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CAPÍTULO CLIX
En este material que nos envío el PADRE LUIS FERNANDO MÚNERA CONGOTE SJ, ASESOR del PROVINCIAL de la COMPAÑÍA de JESÚS, quien se encarga del DICERNIMIENTO y la PLANIFICACIÓN…nos pareció muy ACORDE para un momento que NO es de TURISMO o de VACACIONES…es de REFLEXIÓN en una INSTANCIA que la HISTORIA nos deja sus marcadas MANIFESTACIONES de CAMBIO…
Aquí va este …
“PASCUA: de la muerte a la VIDA, del dolor a la ESPERANZA…
Lucharon vida y muerte en singular batalla,
y muerto el que es la vida, triunfante se levanta.
(Secuencia del Domingo de Resurrección)
Nos preparamos para la celebración de la Semana Santa, el momento central de la fe cristiana, la celebración de la resurrección del Señor. Una manera de celebrar la Semana Santa es recordar un hecho histórico que pasó por allá en el año 30 en Jerusalén, pero ¿eso mueve el corazón?
La fe cristiana parte de la experiencia profunda de la presencia del Señor resucitado en medio de nosotros, si celebramos la pasión y muerte del Señor es porque lo hacemos desde la Resurrección, el regalo de la vida plena para todos.
Si creemos en el Señor resucitado, tenemos que considerar la presencia de Dios en medio de nosotros: en nuestra vida y en nuestra sociedad se sigue dando el drama de la Pascua, luchan vida y muerte en singular batalla. El Señor, en medio de nosotros, sigue sufriendo la pasión y, si sabemos verlo, la vida resucita entre nosotros.
Inspirándome en la presentación de Fratelli Tutti (n. 1-8) quisiera, desde el drama del mundo, discernir algunos aprendizajes de este tiempo. El Papa señala que la pandemia del Covid-19, a la vez, dejó al descubierto nuestras falsas seguridades y la incapacidad de actuar conjuntamente (FT, 7).
Cada uno de nosotros, ha descubierto su propia fragilidad, la cercanía de la muerte en sus seres queridos y en sí mismo, todos tenemos miedo. Hemos descubierto que lo que nos une como humanidad es más nuestra fragilidad que las fuerzas y capacidades, que se manifiestan impotentes ante un microscópico virus que nos pone en jaque a todos.
La vida está amenazada y el Dios de la vida está sufriendo en su creación. Tenemos que reconocer con humildad que nuestro pecado, la depredación de nuestra casa común, nuestro egoísmo, son causas de este sufrimiento de la creación que ahora nos ha tocado tan dramáticamente a cada uno de nosotros.
No somos capaces de actuar conjuntamente. En nuestro país, la pandemia ha revelado dramáticamente las amenazas a la vida y su dignidad en una tierra bendecida de riquezas pero que no hemos sido capaz de compartir ni habitar como hermanos.
La vida y su dignidad están fracturadas en medio de nosotros, Dios camina con su pueblo, con este pueblo que sufre. La Iglesia colombiana ha hecho un esfuerzo por acompañar muchas realidades de sufrimiento de nuestro pueblo.
Nuestra región pacífica es el escenario de una tragedia de la humanidad. Las comunidades indígenas, campesinas y negras están cercadas por actores armados, en la lucha por el control territorial pierden la vida líderes sociales y comunitarios, la gente está empobrecida y abandonada. El Dios del Evangelio, el Señor resucitado camina, sufre y padece junto a su pueblo.
Nuestra fe nos revela a un Dios que camina, sufre y acompaña a su pueblo. La pasión y el sufrimiento de Jesús se vive en nuestros caminos y barriadas, el camino de la cruz es el camino del Señor y de su Iglesia junto a su pueblo. En Colombia, todos los días luchan vida y muerte en singular batalla.
Estas realidades dolorosas, con Dios caminando junto a nosotros, estamos invitados a mirarlas desde la experiencia de la Pascua, desde la experiencia de la Resurrección del Dios de la vida. Las fuerzas de vida y de esperanza están presentes allí mismo donde la vida está fracturada.
Todos hemos reconocido y nos hemos sobrecogido con el esfuerzo heroico de los trabajadores de la salud, hombres y mujeres que han puesto en juego su vida para cuidar a otros y para acompañar su sufrimiento y el de las familias. Esos seres humanos han comprendido, como Jesús, que la buena noticia del Evangelio consiste en que cuando nos sacrificamos y damos un poco de nuestra propia vida, somos capaces de comunicar vida, de permitir que florezca la vida.
También en medio del sufrimiento de nuestro pueblo, hay multitud de experiencias y testimonios de personas que entregan su vida caminando junto a la gente. La vida querida, la paz querida son cuidadas y protegidas por el trabajo de muchos artesanos de la vida, allí mismo donde está rota la vida, surgen experiencias de dignidad, de solidaridad y de amor. De otro lado, la pandemia también nos ha revelado la capacidad de solidaridad y de acogida de muchos colombianos, este país es un ejemplo para el mundo de acogida a los migrantes. El Señor resucita en medio de su pueblo.
El llamado a la esperanza, surge de lo más profundo de las capacidades de nuestra frágil humanidad, somos capaces de atentar contra la vida como somos capaces de cuidarla y respetarla. Por eso, por la capacidad que tenemos los humanos de dar y comunicar vida, el Papa nos invita a caminar y a soñar juntos: Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos. (FT. 8).
Preparémonos juntos a vivir esta Semana Santa, a celebrar el misterio del Dios que sufre, muere y resucita en medio de nosotros.”
PRESENTAR maneras de PENSAR es como la VIDA…La cual puede ser como una PELÍCULA en donde la FRECUENCIA de cada CUADRO termina en ese MOVIMIENTO que genera la MAGIA del CINE…por eso el PADRE LUIS FERNANDO nos invita a la REFLEXIÓN…
Del RESTO vamos a VER…
Recapacite y síganos aquí o en…
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Padre LUIS FERNANDO MUNERA SJ.
ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.
FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGRE
Y NO SE OLVIDE QUE LO MAS IMPORTANTE PARA EL MOMENTO ACTUAL ES…
NO COMO PILATOS..! CON JABÓN…
