Quod scripsi, scripsi*
Juan 19:20-22
Este 23 de abril se celebra el día de la lengua castellana, en conmemoración de la muerte del insigne escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, asimismo un aniversario más de la muerte de nuestro premio Nobel Gabriel García Márquez y se homenajea la importancia del libro en el desarrollo de la humanidad. Por lo tanto, rescaté de los anaqueles de mi memoria un texto publicado hace unos cuantos años que titulé “La escritura creativa y su importancia en la transformación del ser humano”, que ofrece una postura sobre el papel que tienen la lectura y la escritura en la formación de las personas, especialmente los niños, niñas y los jóvenes estudiantes.
De acuerdo a lo anterior, cabe destacar que el maestro Estanislao Zuleta afirmaba, en una de sus manifestaciones filosóficas que “el arte es primordial, ya que a través de él, el hombre da sentido al universo y puede proyectar sus emociones y pensamientos”. Este pensamiento resalta la importancia de la creatividad humana como herramienta para dar significado y valor a la existencia. La historia social y cultural de la humanidad demuestra que la escritura es uno de los actos inventivos más humanos y hermosos, puesto que cristaliza el poder y la belleza de la palabra y el conocimiento conjuntados con el placer estético a través de los signos.
De otra parte, según Aristóteles, el hombre es el ser de la palabra, lo que implica que las palabras y la escritura son fundamentales para la trascendencia del ser. Es decir, el palabreo consensuado, el uso de ello, tanto en la oralidad como en la escritura en la formación social, es la piedra angular de las sociedades humanas para configurar consensos.
La pregunta sobre cómo llegó el hombre a la palabra y a la escritura es un enigma, según George Steiner, que plantea un desafío intelectual y nos invita a reflexionar sobre el poder comunicativo de la humanidad. La palabra y la capacidad escritural son actividades inherentes al ser humano, que le permiten expresarse estéticamente y profundizar en su capacidad de idealizar y crear mundos posibles.
La escritura, como creación del intelecto humano, es un acto obsesivo y placentero que lleva al hombre a ser más consciente de sus capacidades y limitaciones. Por medio de ella, el hombre pudo y puede crear mundos ficticios que más tarde podrían materializarse en artificios para el progreso de la sociedad. Así lo han demostrados grandes portentos creativos de la literatura clásica que crearon obras de ficción y que hoy son objetos concretos que emplea la humanidad, escritores como: Isaac Asimov, H. G. Wells, Julio Verne, Ray Bradbury y Robert Heinlein, entre otros escritores.
El escritor, en su obra textual, busca perfeccionar los artificios creativos y enviar señales que guíen al lector hacia una comprensión e interpretación más profunda de los significados e intencionalidades del texto. Asimismo, sería bueno añadir que la escritura es un acto revelador, además de servir de rebelión, ya que a través de ella se expresan tendencias, perspectivas, ideologías, saberes y significaciones que activan el dispositivo cognitivo más grande del ser humano: la mente. La escritura, además de cumplir funciones cognitivas y cognoscitivas, es un proceso placentero y humanizador que permite al hombre trascender sus limitaciones y subordinaciones ancestrales.
Por último, se puede agregar que la lectura y la escritura son fundamentales para educar a hombres y mujeres en la sociedad actual, siendo fuerzas motrices catalizadoras del pensamiento, la creatividad y como alternativas humanizadoras en una sociedad que cada vez pierde su norte, cayendo al desbarrancadero de la pereza mental. Su importancia radica en la capacidad para abrir caminos en el laberinto de los jardines que se bifurcan, obligándonos a realizar acciones cognitivas más allá de lo textualizado, sirviendo en el desarrollo de la especie humana. La palabra escrita como la lectura en esos momentos históricos, al igual que la gran escritura literaria, estoy convencido, tienen el poder de vivificar al hombre y convertirlo en un verdadero ser civilizado, especialmente si se promueve desde los primeros años en la escuela. En consecuencia es necesario que desde ya se inicie desde los centros de pensamiento, llámese grupos de investigación, colegios y universidades una reflexión seria y real que sirva como propuesta de una política de Estado centrada en la cultura del libro, la lectura y la escritura como punta de lanza para el desarrollo y progreso de nuestra nación.
*Lo escrito, escrito está