Israel es como un veterano que le tira piedras a la casa de la vecina (Palestina). Así lo describió alguna vez Hernán Casciari en uno de sus escritos sobre el mundo. Las piedras que arroja Israel se las proporciona un amigote que le fascina meterse en líos; mientras que los hijos de la vecina, sin ser santos de devoción, responden con caucheras desde su pequeño tejado.
Sobre el cruce de cohetes sofisticados y bombas primitivas solo queda una cosa: «nada». No pretendo justificar ninguna posición ni ideológica, ni política, ni religiosa entre Israel y Palestina, pero sí reflexionar sobre la naturaleza humana del asunto. Aunque es un tema que debería de solucionarse por una vía distinta a la desigual confrontación bélica de de hace años, se busca rescatar la única posición válida que está por encima de la guerra: la posición humana. ¿pero qué naturaleza la define?
La circunstancia que nos convierte naturalmente en humanos supera la condición de nacer, reproducirse, matar o morir. Nos hace más humanos usar la razón, pero nos hace menos, creer tenerla siempre de nuestro lado. Contar con la posibilidad de cambiar nuestras condiciones y nuestras relaciones con los entornos y demás individuos nos convierte en humanos, sin embargo fracasar en la transformación y llevarnos directo a la muerte puede ser la peor de nuestras frustraciones como civilización.
Apuntarle con armas a niños (y en el peor de los casos matarlos), independientemente si defienden o no con piedras un territorio, es la acción más contradictoria de nuestra naturaleza humana. El orden natural se convierte en un corto salto de nacer a morir sin derecho a la mínima reproducción.
Señor Urrea Cuéllar, muy interesante la introducción y gracias por tocar el tema del conflicto Israel-Palestina, pero me parece desacertado plantarlo en términos tan estáticos como los de Hobbes o Russeau. Aunque tales presunciones de ‘bondad’ o ‘maldad’ puedan aplicarse a problemas carentes de contexto histórico, en el caso de este, tan prolongado conflicto vale la pena preguntarnos ¿Qué pretende el amigote que le fascina meterse en líos al ayudar al veterano que tira piedras a la casa vecina? – Al responder esta pregunta quizás entendamos el papel de Colombia para Suramérica en el Nuevo Orden Mundial.
El amigote (USA) le ayuda al veterano (Israel) a tirarle piedras a la casa vecina (Palestina) porque tiene un proyecto muy importante: dominar la cuadra, el barrio y de paso toda la ciudad!!. Este proyecto se viene ejecutando desde que fue evidente el papel estratégico del petróleo en nuestra economía de rápida expansión. Ya hacia los años 1953 la CIA orquestaba un golpe de estado en Irán asegurando que la explotación de petróleo quedara en manos de petroleras británicas o americanas. Más tarde Zbigniew Brzezinski dijo en su libro “El gran ajedréz mundial”: Eurasia es el gran premio para los EE.UU. – Y todavía no ha concluido esa etapa que comenzó con el apoyo de los EE.UU. a los muyajadínes contra los soviéticos (recuerda la guerra afganistosa? – Charlie Wilson’s War) y toda la carreta que Osama bin Laden quería atacar a los americanos años después. El objetivo real de los eventos del 11 de septiembre de 2001 fue llevar la guerra a los Talibanes quienes se rehusaron a colaborar con la construcción del oleoducto Turkmenistán-Karachi que atravezaba el corazón de Afganistán. La toma de Irak ya todo concluyó que es equivalente a tomarse la tienda de la esquina. Posiblemente no haya escuchado nunca acerca de esto pero le estoy dando los hechos; el deber del lector es confirmarlos. Pero bien, el papel de Israel es servir de portaviones y de pie de fuerza para asegurar el dominio de los EE.UU. y las élites europeas sobre una de las reservas más importantes de petróleo en el mundo. Israel ataca a Palestina no por malo ni cascarrabias, o porque le faltó interpretar correctamente a Hobbes o Russeau. Está allí porque es el lugarteniente de una operación con objetivos muy claros, ganancias trillonarias, y nada menos que formar parte de una corta lista de líderes que dominarán el mundo cuando los tratados internacionales gracias a la ONU y otras guerras arremachen a todo el resto del mundo en una sola economía con un único gobierno mundial, y con jueces tipo La Haya que legislarán quien tiene derecho a qué y cómo. Palestina por su parte se defiende con las uñas, pero finalmente será vencido a pesar que la letra de esta canción diga lo contrario ( http://youtu.be/iFlhau5BbjM ). Y lo peor: el tan magnánimo proyecto ya llegó a Colombia.
Colombia simplemente tiene que hacer lo mismo que Israel. Atacar a sus vecinos con ayuda de la potencia imperial (Plan Colombia III) y servir de portaviones (7 bases) para asegurarse que Palestina (Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros países suramericanos) estén dominados por una élite que tiene aspiraciones de gobierno mundial. Por supuesto el asunto se va a disfrazar como lucha antisubversión o lucha antinarcóticos, pero el objetivo será dominar las reservas de crudo en la Orinoquía y Amazonía y todo lo ubicado más allá. – Ahora, si planteamos esto último en términos de buenos o malos, o como usted sugiere en términos de corruptos por naturaleza o nobles por naturaleza, la respuesta es: ninguna de las dos. Jugaremos el papel del Israel suramericano porque seremos la ficha de un ajedrez mundial cuidadosamente planeado, cuidadosamente ejecutado, jugada tras jugada.
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